Por Marletza
¡Otra semana más de compartir contigo! En está ocasión, no hablaré de algún ingrediente endémico, sino de una preparación que tiene gran arraigo en nuestra cultura mexicana: el tamal. Habrás notado, que una de las intenciones de la comunidad Apapáchame, es difundir sobre lo que nos da identidad y no sólo con valor histórico, de costumbres y usos, sino de “sabores”.
El pasado 2 de febrero se celebró el día de La Candelaria, fecha que aún en muchos sitios de nuestro México se vive fehacientemente (¡afortunadamente!). Está tradición resulta de 2 vertientes, el contexto religioso católico, en que, a los 40 días del nacimiento del Niño Jesús, la virgen lo presenta en el templo de Jerusalén y es ahí donde se le concede la purificación, además de la bendición al Niño. Aunado a ello, para el s.IX en Roma, Italia se realiza la ceremonia de la bendición de las candelas, con esta representación se considera que la luz de ellas permanecerá a lo largo de un ciclo (un año) para que nunca falte la luz tanto física, como espiritual en los hogares de los creyentes.
Aunado a lo anterior, en la época prehispánica esta fecha coincide con el undécimo día del primer mes del candelario mexica, cuando se celebraba la veneración de los dioses; principalmente Tláloc (Dios del agua), de manera que se presentaban mazorcas de maíz y semillas como ofrenda; así se creía que traería fertilidad a la tierra y una cosecha abundante al terminar el ciclo.
Así, tenemos como resultado un mestizaje. Así, se presenta en la iglesia la figura del Niño Jesús para ser bendecido, lo lleva el “padrino” o “madrina” que lo arrulló la noche del 24 de diciembre y colocó en el pesebre, para después ofrecer una merienda denominada “tamaliza o tamalada” (como lo prefieran). El 6 de enero con la “rosca de Reyes” (tradición que nos llegó de España, ahí no colocan una figura simbolizando al Niño Jesús, colocan un haba) se introduce el “Niño”, quien lo descubra deberá ofrecer el 2 de febrero tamales con atole o champurrado después de la presentación del Niño en el templo.
¿Te has dado cuenta de cuantas fechas se conjuntan y generan diversas tradiciones? El tamal, que viene del náhuatl “tamalli”, que significa envuelto, es un alimento ancestral. Elaborado con masa de maíz y que según en el estado del país dónde se encuentre va adquiriendo formas, rellenos, manera de envolverse, forma de consumo, etc.
Así, este alimento es el protagonista de la festividad. Se cree que en México existen más de 500 tipos de tamales, dulces o salados. ¿Cuál es tu favorito? Algunos de los más característicos según la región o estado: tamal de ceniza, campaneros, empedrados, de camarón, uchepos, con acelgas, rajas y con queso, de quelites, con carne de cerdo y salsa de chile guajillo, de frijol o espelón, colado o de cuchara, con queso fresco, corundas, de pollo en salsa verde, de chile colorado, también de todo tipo de mole (negro, amarillito, rojo, verde, etc.), de chipilín y más. Si te gustan los “dulces”: piña, fresa, de pasitas, cajeta, chocolate, entre otros.
Por supuesto, siempre acompañados de atole o champurrado. Sabores como la guayaba, jamaica, tamarindo, vainilla, nuez, piña, pinole también de tejocote o el clásico de fresa; inimaginable tantos sabores.
El lunes pasado tuvimos nuestro 1er. Foro virtual Apapachame, te invito que veas la retransmisión https://fb.watch/3o6i3Ot4t4/ sin duda aprenderás muchísimo, además de que seguramente se te antojará todo lo que nos contaron nuestros cocineros tradicionales invitados. Tuvimos la representación de Colima, Chihuahua, CDMX, Yucatán y Michoacán.
Segamos difundiendo nuestros sabores arraigados a las tradiciones. Nos leemos la próxima semana.
