IMPULSO/ Paola Félix Díaz
Columnista política
La industria turística en México se encuentra en franca expansión, lo cual, resulta alentador para las economías municipales, estatales y nacional. De acuerdo a cifras de la “Encuesta de Viajeros Internacionales 2018”, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), nuestro país cerró el año pasado con cifras históricas en recepción de turistas y captación de divisas. El arribo de 41.5 millones de turistas internacionales significó un 5.5% más que en 2017.
Los ingresos de divisas por turismo ascendieron en 2018 a 22 mil 509.6 millones de dólares, cifra sólo inferior a las exportaciones de petróleo crudo y las remesas, conforme a las estadísticas del Banxico. Es decir que el saldo de la balanza turística (diferencia entre los ingresos de divisas y los egresos), se mantuvo favorable con un superávit de 11 mil 209.3 millones de dólares.
El desarrollo del turismo en México alienta una importante derrama económica para diferentes sectores que participan de manera directa e indirecta. Sin embargo, existe de manera paralela una industria criminal conocida como turismo sexual, que forma parte del catálogo de conductas previstas en el delito de trata de personas, que constituye la segunda fuente de ingresos ilícitos en nuestro país y se vincula estrechamente con el narcotráfico, el tráfico de armas y otros delitos mayores.
El turismo sexual es la tercera industria ilegal en el mundo. “Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 20% de los viajes internacionales realizados por turistas occidentales persigue fines sexuales y el 3% de ellos son protagonizados por pedófilos”.
En el mundo se prostituyen entre 40 y 42 millones de personas, y de ellas el 80% son mujeres o niñas, la mayoría (75%) con edades que van de los 13 a los 25 años, de acuerdo al “Informe Mundial sobre Explotación Sexual” publicado en 2018 por la Fundación Scelles. El turismo sexual ha aumentado en todo el mundo, especialmente en América Latina.
Por supuesto que, las cifras de trata de personas, en sus diferentes modalidades, no deben ser leídas separadamente de los feminicidios, de las desapariciones de menores de edad y mujeres que ocurren en nuestro país. Cabe precisar que, esta problemática forma parte prioritaria de las agendas de los Congresos Federal y de la Ciudad de México, así como de los Poderes Ejecutivos.
Una agenda que convoca a la sociedad y a los sectores productivos, a luchar juntos para erradicar la trata de personas, y en especial, el turismo sexual y la pornografía infantil.
La esclavitud moderna, como ha sido denominado este aberrante delito, debe ser combatida con toda la fuerza del Estado y con toda la fuerza moral de la sociedad. Porque como lo he señalado en diversos espacios: mientras existan clientes, existirán víctimas; y mientras exista impunidad y corrupción, existirán tratantes.
Todas y todos, desde cada uno de nuestros espacios, públicos y privados, tenemos la responsabilidad de combatir el turismo sexual. Romper el silencio para no ser parte de la cadena de complicidades activas y pasivas que permiten la existencia y prevalencia de este delito contra la vida y la dignidad humana.
La modernidad, la evolución tecnológica y el desarrollo económico deben ir a la par del desarrollo humano y de la conciencia que nos permita evolucionar como especie y humanizarnos verdaderamente.
En nuestros días, la victimización y la cosificación de las mujeres, niñas y niños no debe seguir siendo objeto de entretenimiento. Es urgente que todos los involucrados en el sector turismo de nuestro país, luchemos de manera conjunta para que el turismo sexual no sea la otra cara de la moneda.
Twitter: @LaraPaola1