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Toluca
La muerte del astronauta Eugene Cernan a los 82 años, comandante del Apolo 17 y el último hombre en pisar la Luna, anuncia el inminente fin de la era de exploradores espaciales que caminaron sobre nuestro satélite entre 1969 y 1972. Los antiguos vestigios de la era dorada de la exploración del espacio han caído, progresivamente, en desuso.
Nació en Chicago, el 14 de marzo de 1934. Antes de ser astronauta, fue capitán en la Marina de EE.UU durante 20 años. Cumplió el sueño de muchos, y varias veces: hizo tres viajes al espacio; dos de ellos a la Luna junto a Jim Lovell y John Young. Además de ser el último ser humano en dejar sus huellas en la superficie lunar en 1972, también tiene la distinción de ser el segundo estadounidense en caminar en el espacio.
El equipo del Apolo 17 tomó una de las fotografías más emblemáticas de la historia del programa espacial, la vista completa de la Tierra llamada “El Mármol Azul”. A pesar de su fama, Cernan dijo en 2017 que la fotografía no ha sido realmente apreciada.
“¿Cuál es el verdadero significado de ver esta imagen?… Pasarán 50 o 100 años en la historia de la humanidad antes de que miremos hacia atrás y realmente entendamos el significado de Apolo. Entender lo que la humanidad había hecho cuando nos fuimos, cuando dejamos este planeta: que somos capaces de llamar a otro cuerpo en este universo nuestro hogar”.
Eugene Cernan
Capitán de la Misión Espacial Apolo 17
Cernan es el penúltimo de los jinetes espaciales y, cuando ya no tengamos entre nosotros a “Buzz” Aldrin, podremos hablar de una generación de exploradores únicos que se extinguió frente a nuestros ojos: nadie ha vuelto a pisar la luna 45 años después de que lo hizo Cernan en diciembre de 1972.
Es el caso, por ejemplo, de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés). Este viejo monumento a la capacidad de exploración del hombre, este viejo recordatorio de la solidaridad de la humanidad en donde soviéticos y americanos se dieron alguna vez la mano en la misión Apolo-Soyuz, va a ser sacado de circulación en el 2020.
Los costos, en todos estos años, fueron exorbitantes. La ISS, solamente, consumió más de 100 billones de dólares. Y los críticos sostienen que ese dinero pudo utilizarse, de manera más provechosa, en la Tierra. Además, esta Tierra no es la misma que hace cincuenta años: los problemas son más agudos y los recursos más limitados. No era lo mismo quemar miles de litros de combustible en 1972 que en 2017, empezando porque se avecinan las más agudas crisis por el agotamiento de las reservas de combustibles fósiles.
Al ganar la carrera a la Luna, Estados Unidos quedó satisfecho de una demostración de tecnología insuperable. Las misiones acapararon cada vez menos la atención del público y, finalmente, después de la cercana tragedia del Apollo 13, las misiones terminaron, en 1972, con el último hombre que caminó en la superficie de nuestro satélite.