IMPULSO/ José Rangel Espinosa*
Luis Enrique Miranda
En el Estado de México, se recibió con beneplácito la noticia de que el toluqueño Luis Enrique Miranda Nava fue designado Secretario de Desarrollo Social por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Salió del Gabinete federal un mexiquense por adopción y entró otro por nacimiento.
Luis Miranda, como se lo identifica en los corrillos políticos, es miembro distinguido del “inexistente” Grupo Atlacomulco desde que era estudiante y participaba activamente en las campañas políticas, desde pegar propaganda hasta organizar eventos con las clases políticas de cada municipio.
Su carrera como abogado y en la administración pública, así como partidista, ha sido muy cercana a su entrañable amigo Peña Nieto, con quién ha sido Subsecretario de Asuntos Jurídicos, Secretario de Finanzas y Secretario General de Gobierno en el Estado de México y, en el Gobierno federal, Subsecretario de Gobernación y ahora Ministro de Desarrollo Social.
Este paisano tiene sus raíces en Jocotitlán México y uno de sus mejores activos es su padre, el Lic. Luis Miranda Cardoso, quien se ha distinguido por su gentileza y caballerosidad a lo largo de su vida, en particular, en los cargos que ha ocupado: Ministerio Público, Juez, Magistrado, Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado y ahora como Notario. Es lo que los clásicos llaman expediente limpio y ejemplar.
El futuro de Luis Miranda es difícil de predecir, pero si revisamos lo que él mismo ha dicho y mostrado sobre su lealtad a Peña, así como las circunstancias políticas actuales y las que se avizoran, su cargo siguiente será el de Secretario de Gobernación. Aquí hay algo fundamental y que para el titular del Ejecutivo Federal es oro molido, si Luis sobrepone a sus aspiraciones personales su amistad y su respeto absoluto a las reglas escritas y no escritas, no simula ni le juega al vivo nadando de a muertito.
Es evidente que con sus buenos oficios logró atemperar los problemas sociopolíticos más delicados de la actual administración y, si no se tomaron acciones más contundentes, fue porque la tibieza de Miguel Osorio y el cuidado de su proyecto hacia Los Pinos impidió que Luis Miranda los resolviera como lo hizo con muchos casos en el Estado de México: con sesos y con huesos.
Un ejemplo de la sensibilidad por las causas sociales y el carácter firme de Luis Miranda es la crónica sobre lo manifestado en una reunión en Pedro Escobedo Estado de Querétaro en una reunión del programa 3×1 Migrantes, en donde le manifestaron los asistentes preocupación por que han recibido amenazas de la delincuencia organizada. Les dijo que, para que las acciones del gobierno a favor de la Seguridad Pública sean efectivas, se requiere la participación ciudadana.
*Ex Diputado Federal LIX y LXII José Rangel Espinosa.
Twitter @PepeRangel1910