Septiembre 17, 2024
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La joya de la corona


IMPULSO/ José Rangel Espinosa

Elecciones en Colima

Muy buenas noticias para el PRI y sus aliados, el resultado de la elección extraordinaria en Colima pronostica un año de éxitos, se comprobó lo dicho en cuanto a que es difícil o prácticamente imposible que este partido pierda cuando en la mesa le arrebatan el triunfo, a menos que se ceda en una negociación oscura como en Aguascalientes. Es también una lección para que las autoridades electorales se pongan las pilas y sigan aprendiendo.

 

Con la mirada puesta hacia el 2017 en el Estado de México y en el escenario nacional 2018, es necesario hacer alguna reflexión para la militancia y simpatizantes sobre el partido y la República.

Estamos expuestos a los males inherentes a todos los partidos políticos en el mundo. La maquinaria y la burocracia tienden a pasar de ser un medio a convertirse en un fin. El aparato imponiéndose a la base. Es obligación de las dirigencias impedir esa inercia que en el partido ya hace rato que permeo.

Los dirigentes deben estar siempre cerca de las filas y ser un eficaz interlocutor, así como orientar permanentemente a la militancia en sus relaciones cotidianas con el Gobierno y más aún cuando sus demandas se conviertan por desatención en exigencias.

Los dirigentes deben amalgamar ideas con acciones para cambiar la realidad. La acción sin las ideas lleva al oportunismo; las ideas sin acción son sólo academia. La política es acción con ideas, perseguir objetivos que se tiene la capacidad de alcanzar.

La dirigencia y la base deben amalgamarse de tal manera que se evite la parálisis y que solo actúen en forma circunstancial electoral. Aquí aplica la regla de oro a la que hacía alusión Reyes Heroles: “la política es entrega; el político puede o no vivir de la política, pero debe vivir para la política”.

Dirigente que no abandera a la gente es demagogo o, en el mejor de los casos, burócrata. Cuando el partido está en el poder, también tiene el problema de los trepadores, que, a falta de ideas en qué creer, defender y llevar a la acción, sólo creen en sí mismos y en sus ambiciones personales. Para impedir el triunfo de los trepadores, hay que identificarlos y renovar las dirigencias.

Aceptemos que nos hallamos en una crisis de la sociedad en México y en todo el mundo. Empecemos por reconocer que un río desbordado no se detiene con pequeños diques.

Frente a esta crisis que nos viene de fuera y encuentra estímulo en lo que adentro acurre, nuestra mejor posición es aprovecharla para mover las conciencias y aprovechar los impulsos positivos. Identificar lo bueno, innovar y adherirse al Gobierno es el camino para superar la crisis. Nunca oponerse al poder público so pena de seguir en el callejón sin salida. Encontremos la luz al final del túnel.

De lo bueno que existe es que estamos en medio de una Reforma que significa rehacer, reparar, reponer y poner en orden aquello que requiere volver a formar.

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