IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad de México
En su época de oro, “La familia Burrón”, de Gabriel Vargas, fue fundamental para el desarrollo de la lectura, pues más de dos millones de mexicanos la leían, sostuvo el especialista en el desarrollo de la caricatura mexicana, Agustín Sánchez González.
Al participar en “Abril, mes de la lectura” el programa de fomento a la lectura de la Universidad Autónoma del Estado de México, el escritor e historiador mexicano autor de más de 40 libros resaltó ante la comunidad de la Facultad de Humanidades que la gran aportación de Vargas a la cultura mexicana fue la reconstrucción del lenguaje característico mexicano.
“La lectura es una manera de vivir muchas vidas, en el caso de la Familia Burrón, de Gabriel Vargas, de sufrir y gozar con todo lo que nos regaló uno de los hombres fundamentales en la historia mexicana”,
Agustín Sánchez González,
Escritor.
Sánchez González reconoció que uno de los grandes problemas del país y del mundo es que cada vez se lee menos y aseguró que con el fin de la historieta acabó también el fenómeno de la lectura en masa.
“Los mexicanos leíamos aunque sea las historietas, que eran la base de una lectura superior, una de las formas en que se leyó mucho, a través de fenómenos como ‘Kalimán’, cuyo primer número vendió en su primer día, en sólo dos horas, 100 mil ejemplares”.
El experto del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes, autor de los libros José Guadalupe Posada. Fantasías, calaveras y vida cotidiana y Gabriel Vargas, una historia chipocluda, destacó que la industria editorial de la historieta está en crisis, pues cada vez se lee menos en papel. Por ello, consideró que es necesario innovar y acercar a los chicos a la lectura, es necesario acercarse sin prejuicios a la historieta porque representa la cultura popular y la academia es muy reacia a este fenómeno.
“A pesar del impacto que tienen los personajes, el impacto que tuvieron en intelectuales, quienes estudiamos historieta y caricatura somos pocos, pues la academia teme enfrentarse a la cultura popular, es muy elitista”, concluyó.