IMPULSO/Julio Requena
La austeridad que viene
Cualquiera pudiera contar lo siguiente como una conspiración política para sacudir profundamente al poder y terminar de exterminar al dinosaurio, actualmente agonizante, con el pataleo clásico de un moribundo no resignado, pero pudiera resultar más que eso, el tema de la austeridad puede desatar una transformación profunda y jugadas verdaderamente maquiavélicas en pleno siglo XXI.
Para empezar, existe el plan para que la nueva bancada de Morena, primera fuerza en el Poder Legislativo, instruya la reducción de salarios para sus diputados en un 50%, como lo marca el reglamente interno, trascendido en algunos espacios digitales y grupos de whatsapp relacionados con política mexiquense. El primer paso al obtener que los legisladores morenistas acepten la donación o descuento de la mitad de su salario, es ir tendiendo el terreno para que dicha medida sea aplicada para los 75 diputados mexiquenses independientemente del partido al que representen.
La reducción salarial y de prestaciones o beneficios, sería aplaudida inmediatamente por la ciudadanía quien vería en este gesto un punto a favor de los miembros del Poder Legislativo y lograría reducir la mala imagen del ejercicio legislativo, así como de su gasto excesivo en viáticos, telefonía o gasolina, sin mencionar la eliminación del seguro médico privado.
Aplicar la austeridad a todo el Poder Legislativo sería el segundo paso, incluyendo las áreas directivas, dando paso a la encrucijada de aceptar ganar la mitad menos o renunciar, para dejar que entren otros que acepten ganar menos.
El paso tres, es obligar al Poder Ejecutivo a hacer lo mismo bajo el argumento de que si el Poder Legislativo lo hizo, por qué no habría de hacerlo el gobernador mismo y sus secretarios de Estado.
El poderío priista quedaría reducido a la movilidad mínima. La austeridad terminaría de matar al dinosaurio u obligarlo a mostrarse ante la opinión pública como un ente caro, superfluo, no dispuesto a renunciar a sus privilegios ni lujos con cargo al erario estatal, lo que electoralmente terminaría por acabarlo también en la elección intermedia del 2021.
Una vez implantada la austeridad en el Poder Legislativo y Ejecutivo, el siguiente paso sería aplicarla en el Poder Judicial mexiquense, donde magistrados tendrían que bajar sus salarios al igual que el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Sergio Javier Medina Peñaloza.
Si se ve, la austeridad asumida por el grupo parlamentario de MORENA solo sería el primer paso de un efecto dominó, que pudiera derivar en la transformación del poder público, por eso la interrogante es: podrá implementar dicha austeridad a su interior la bancada guinda de la Cámara de Diputados o habrá quién se revele a renunciar a su salario, a sus prebendas como representante popular en defensa de su ingreso personal.
Es obvio que, una vez iniciado el camino también convidaría de austeridad a los partidos políticos, a los órganos electorales, instituciones descentralizadas y autónomas como la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, el INFOEM, o las comisiones de Arbitraje Médico, entre otras.
La discusión que viene sobre la austeridad en el Estado de México no puede ser menor y pudiera agarrar mal parados a muchos que no acostumbran a leer.
Dato
La reducción salarial y de prestaciones o beneficios sería aplaudida inmediatamente por la ciudadanía, que vería en este gesto un punto a favor de los miembros del Poder Legislativo, uno que lograría reducir la mala imagen del ejercicio legislativo, así como de su gasto excesivo en viáticos, telefonía o gasolina, sin mencionar la eliminación del seguro médico privado.