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La crisis del sistema de pensiones en México

IMPULSO/Agencia SUN

Ciudad De México

Una de las tendencias más importantes que caracterizará a este siglo en la historia de la humanidad, es sin duda alguna el envejecimiento de la población, situación que ha afectado notablemente la estructura de edad en la población, generando un nuevo orden demográfico.

Mientras las tasas de fecundidad continúen reduciéndose y la esperanza de vida vaya en aumento, la proporción del segmento de la población que corresponde personas mayores crecerá de manera constante. El hecho de que la proporción de adultos mayores en la población sea cada vez mayor, no es un problema en sí, por el contrario, es un gran logro de la humanidad, es el reflejo de los avances médicos, tecnológicos y de salubridad, el gran reto es formular estrategias que permitan reconocer a los adultos mayores como sujetos de pleno derecho y desarrollo.

Uno de esos retos es proteger los medios de subsistencia de las personas durante su vejez, a través de una pensión que le permita vivir con dignidad en esa etapa de su vida. Una de las características del actual sistema de pensiones en México, es que se encuentra disperso en diversos esquemas que ofrecen beneficios pensionarios con montos y beneficios desproporcionados entre sí.

En efecto, la fragmentación del sistema mexicano de pensiones va más allá de la notable diferencia entre los esquemas de trabajadores del sector público y privado, ya que existen otros sistemas de pensiones privilegiados como el caso de empresas paraestatales, universidades públicas, entre otros.

Los pilares básicos del actual sistema de pensiones mexicano está conformado por: Pilar 0 o no contributivo, que otorga una pensión básica que otorga un nivel mínimo de protección (Programa 65 y más, pensiones asistenciales de los estados); Pilar 1 (Mandatorio), pensiones obligatorios del sector público (universidades públicas y organismos autónomos, gobiernos locales y municipales, paraestatales, otros); Pilar 2 (Mandatorio), Integrado por cuentas individuales establecidas en un plan de contribución con activos totalmente financiados a través de cuentas individuales (Afiliados IMSS, ISSSTE, Empleados del IMSS y CFE); y el Pilar 3 (Voluntario), Cuentas individuales para el retiro, Planes privados de ocupacionales, planes personales de instituciones financieras (Plan Privado de Pensiones, contribuciones voluntarias al SAR).

Hace 20 años, la situación del sistema de pensiones en México era diferente, las implicaciones de un sistema de beneficios definidos representaba exigencias financieras que amenazaban seriamente su viabilidad en el horizonte temporal, tan sólo el pasivo generado por el sistema representaba 128.8 del Producto Interno Bruto (PIB).

Según el Estudio de La OCDE Sobre Los Sistemas De Pensiones: México Consar 2016, después de una serie de reformas, ahora representa sólo 80.1 de PIB. ¿Qué se hizo durante los últimos 20 años?

Se dio viabilidad financiera al sistema de pensiones de los dos más grandes institutos de seguridad social del país, al pasar de un esquema de beneficios definido a contribución definida (IMSS en 1997 e ISSSTE en 2007). Se reformaron el Régimen de Pensiones y Jubilaciones (RJP) del IMSS y el contrato colectivo de CFE estableciendo un sistema de plan privado de contribución definida; se liquidaron empresas paraestatales con pasivos financieros inviables. Se reformaron 14 sistemas estatales de pensiones y 27 planes de universidades públicas, hoy se puede afirmas que 90% de los trabajadores con empleo formal en México están incorporados a un sistema de pensiones que ha sido reformado.

Si hace 20 años el reto del sistema de pensiones era lograr su viabilidad financiera (y desde esa perfectiva las reformas fueron un éxito) hoy el reto es diferente. Nuestro sistema de pensiones ha sido evaluado por diversos organismos públicos y privados, tanto nacionales como internacionales, desde tres perspectivas importantes: cobertura pensionaria; suficiencia (nivel de pensión) y sostenibilidad fiscal.

Los resultados son alarmantes especialmente para los trabajadores la generación Afore (trabajadores que sólo podrán pensionarse con el sistema de la Ley del Seguro Social de 1997): Cobertura: Un porcentaje elevado de la población que sí cuenta con una Afore, no tendrá derecho a pensión a la edad de retiro al no reunir las semanas de cotización requeridas, sólo 23.9% tendrán acceso a una pensión; Suficiencia: Para aquellos que sí alcanzan derecho a pensión, la mayoría obtendría sólo la Pensión Garantizada (PG), sólo 30% lograría un monto de pensión mayor; Sostenibilidad Fiscal: El gasto fiscal de la Generación Afore IMSS (vía pensiones no contributivas para los que no alcancen a cumplir requisitos, el financiamiento de PG y aportaciones gubernamentales al SAR) podrían significar cargas fiscales relevantes en el futuro.

Para aliviar esta situación es necesario replantear las semanas de cotización mínimas requeridas para pensionarse; afrontar el bajo nivel de contribución, especialmente de los trabajadores que sólo aportan 1.125% de su salario para un tema tan trascendente en su futuro; establecer programas que ataquen de manera frontal y efectiva la informalidad y la subcotización; mejorar los salarios vinculados a la productividad y plan de carrera que permita incrementos importantes para el trabajador; revisar la estructura financiera que permita mejores rendimientos y minimiza comisiones; otorgar incentivos fiscales efectivos para fomentar aportaciones voluntarias de trabajadores y empleadores; fomentar la cultura del ahorro, entre otros, son temas que se deben plantear.

Postergar la discusión de este tema aumenta el riesgo de que, en una situación grave, se decida incrementar la cuota patronal o bien aumentar de manera general los impuestos, para hacer frente al incremento del costo fiscal que se generará.

El Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), ha expresado su preocupación sobre este importante tema, y ha organizado foros para analizar los principales retos y las posibles alternativas de solución en el corto, mediano y largo plazo, así como sus efectos para la sociedad, gobierno y sector productivo.

Es necesario un dialogo entre gobierno y organismos profesionales y empresariales, con el objeto de que, junto con otros sectores de la sociedad, se puedan definir propuestas para fortalecer el actual sistema de pensiones, afrontado los retos que la sociedad demanda.

Integrante de la Comisión Representativa ante Organismos de Seguridad Social del IMCP.

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