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Actividad inherente a la condición humana, el juego ha estado ligada a las culturas de todo el mundo a lo largo de la Historia para entretener, enseñar valores, resistir al aburrimiento de un larguísimo sitio o para hornar a los dioses.
Existen indicios de que antes que la música, la pintura y otras manifestaciones artísticas rupestres, las actividades lúdicas de este tipo han estado presentes en la cotidianeidad de las civilizaciones que han poblado el planeta.
Aunque todos los juegos se definieron con reglas, siempre están marcados por elementos como lo inesperado, el azar o la invención de los mismos participantes, quienes con ingenio buscan la manera de “darle la vuelta” a las normas para sorprender y ganar al adversario, de acuerdo con lo explicado por Carlos Bautista, investigador y especialista en estos temas.
Entrevistado por Notimex, el también editor mexicano señaló que en el caso particular de México, “los mexicas y los mayas fueron famosos por sus juegos de pelota, los cuales tenían una reminiscencia ritual vinculada con los calendarios, la política y la guerra. Incluso los jugadores ganadores eran, a veces, ofrendados en sacrificio”, expuso.
Como actividad lúdica, estas competencias recreativas son parte del desarrollo humano, no por nada se dice que el mejor trabajo que uno puede tener es aquel en el que parece que está jugando, dijo el experto, al tiempo que reconoció que la ludopatía también es un vicio “y hay quienes, a lo largo de la historia en todo el mundo, han perdido el patrimonio, la vida, el empleo y/o a la familia”.
También es indispensable para que las personas tengan diversidad en sus labores cotidianas, al tiempo que otorga identidad. En ese contexto, tableros como Serpientes y Escaleras tienen un lugar preponderante, pues además encierran una simbología extraordinaria.
Las pasiones que encierra la psique igualmente se ven reflejadas en diversos juegos, muchos de los cuales aparecieron en la época medieval, son llevados a los distintos pueblos y continentes para ser de inmediato adaptados y acogidos por la gente.
“Cuando llegaron los españoles a la tierra que hoy es México, trajeron los dados y los naipes, y desde la época del Medioevo ya existía el Juego de la Oca y otros que muy pronto fueron adaptados a la cultura local”, precisó.
El director editorial de la empresa Algarabía destacó que tras la Conquista, el gusto y la fascinación de los españoles por tentar a la fortuna se mezcló con la concepción sagrada que el juego tenía entre los aztecas, de lo que resultó una sociedad que enloquecía por entretenimientos de este tipo.
A pesar de las ordenanzas y leyes que prohibían los juegos de apuestas en ferias, casas y calles, de manera clandestina o a plena luz se jugaba y se apostaba todo el tiempo.
La Iglesia no aceptaba esta distracción, pero hasta en los conventos hacían apuestas y los clérigos organizaban kermeses en las que los juegos de azar siempre estaban presentes, bajo el pretexto de recaudar fondos para obras benéficas. Fuente: Notimex/ Juan Carlos Castellanos C.