- Pandemia lo pone evidencia señala el director de la Preparatoria 1 de la UAEM, Camerino Juárez Toledo, quien consideró que desde el hogar y en los niveles básicos se debe desarrollar esa autonomía.
Las clases virtuales dejaron como evidencia que muchos jóvenes no son autónomos para el aprendizaje, se les observa pasivos, poco comprometidos, con muchos distractores, sin proyecto de vida, así como con problemas de salud mental que urge resolver, destacó el director del la preparatoria “Lic. Adolfo López Mateos” de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Camerino Juárez Toledo.
En la Prepa 1 de Toluca, como tradicionalmente se conoce, no se vivió deserción escolar, fue 1.2% y por causas ajenas a la pandemia de Covid-19, sin embargo, el director resaltó que los jóvenes no están acostumbrados a aprender por sí mismos, no saben autorregularse y autoevaluarse para rendir mejor.
Inclusive, mencionó que en las evaluaciones nacionales donde participa esta preparatoria, se observaron resultados más bajos en habilidades matemáticas, de comprensión lectora y manejo de la estructura de la lengua.
Revelan que aumentó al doble el número de estudiantes que requería atención psicológica o psiquiátrica, pues la falta de interacción durante un año y medio se vio reflejado en estrés, ansiedad y depresión que afectan su salud mental.
Comentó que este problema ha sido tema de análisis por parte de los investigadores de la propia preparatoria, porque los jóvenes se muestran pasivos, apáticos, con desánimo y “pueden estar conectados al monitor, pero están viendo televisión, con un videojuego, chateando o en las redes sociales, sin gran interés por el estudio”.
Juárez Toledo resaltó que desde el hogar y en los niveles básicos se debe formar en el estudiante esa autonomía, de manera que se comprometan con el estudio, se hagan responsables de sus tiempos, pero la “realidad es que se distraen mucho en las sesiones virtuales”.
Asimismo, indicó que aumentó al doble el número de estudiantes que requería atención psicológica o psiquiátrica, pues la falta de interacción durante un año y medio se vio reflejado en estrés, ansiedad y depresión que afectan su salud mental, pero se debe entender que esta virtualidad llegó para quedarse y los alumnos tienen que estar conscientes de ello.
El directivo lamento que en las pruebas nacionales se observaron resultados más bajos en habilidades matemáticas, de comprensión lectora y manejo de la estructura de la lengua.
Refirió que cuando inició el confinamiento en 2020, sí se vivieron desafíos para reducir la brecha digital, no sólo por la falta de tecnología o acceso a internet, sino porque no todos los docentes contaban con habilidades digitales para impartir una clase en línea.
No obstante, subrayó que se impartió capacitación, a nivel general, la UAEM los dotó de talleres para actualizar a los profesores en el uso de las herramientas digitales y hasta de ofrecieron créditos para adquirir sus equipos, por lo que ahora existen las condiciones para transitar a un sistema híbrido, con algunas clases en línea y otras presenciales.
Mencionó que una vez que se avanzó en el manejo de las plataformas por parte de los docentes, se detectó que la mayoría de los alumnos sí tenía las habilidades y también contaban con un equipo para conectarse, la mayoría lo hacía por medio de su teléfono, por lo que son otros problemas los que ahora se deben resolver, como lograr el aprendizaje autónomo e inculcarles la importancia de tener un proyecto de vida.