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José Chávez Morado, gran pintor y muralista mexicano

IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
José Chávez Morado (Silao, Guanajuato, 4 de enero, 1909 – Guanajuato, 1 de diciembre, 2002), pintor mexicano de corriente nacionalista, formó parte del movimiento muralista mexicano y fue también grabador, promotor y asesor cultural, dejando una valiosa aportación en el terreno de la creación de instituciones educativas, impulsando la cultura en México y en su estado natal. Expresó en vida que lo que más le gustaba del muralismo era su contacto permanente con el espectador.

“Los murales son obras hacia las que el público tiene la misma actitud que a veces tenemos con los miembros de nuestra familia o con amigos muy cercanos: a fuerza de verlos y convivir con ellos, parece que no los tomamos en cuenta, pero lo cierto es que están allí y que sin ellos nuestra vida sería distinta”,
José Chávez Morado,
Artista mexicano.

El pintor galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1974 dejó en su obra un legado de mensaje social y de gran riqueza para el arte mexicano, además de una muestra de su convicción revolucionaria; fue exponente de la tercera generación de la denominada Escuela Mexicana de Pintura junto con Juan O’Gorman, Raúl Anguiano y Alfredo Zalce.

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En la década de los cincuenta del siglo XX, José Chávez Morado alcanzó la cúspide en su producción mural; en su haber cuenta con cerca de una treintena de murales, entre los que destacan los ubicados en Ciudad Universitaria (“El retorno de Quetzalcóatl”, “La conquista de la energía” y “La ciencia del trabajo”), la Alhóndiga de Granaditas (Guanajuato), el Museo Nacional de Antropología, el Centro Médico Nacional, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, entre otros.

Críticos de arte consideran que la trayectoria artística de Chávez Morado no puede verse de manera aislada a sus preocupaciones políticas, las cuales lo llevaron a ingresar en 1936 a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), organización que se pronunciaba en contra del fascismo y del imperialismo y cuyas actividades se encontraban estrechamente vinculadas a la clase trabajadora.

Al interior del grupo, el maestro realizó numerosos grabados de fuerte contenido crítico contra la represión que fueron publicados en el periódico Frente a Frente. En 1938, al disolverse la organización, se unió al Taller de Gráfica Popular en compañía de Alfredo Zalce, Pablo O’Higgins y Leopoldo Méndez, entre otros.

De la década de los cuarenta, destacan algunas obras definitivas en su producción de caballete, en las que acentúa las raíces indígenas, mestizas y criollas, las faenas del campo, carnavales y festividades religiosas o de carácter civil que se mezclan con elementos fantásticos, ejemplo de ello es el óleo “México negro” (1942), que hace referencia al dominio español sobre el pueblo indígena.

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Además de pintor, destacó como educador, museólogo y coleccionista de obra de arte y arqueológicas. Compartió con su generación el afán por ocuparse más de trabajos concretos y de organizar instituciones de producción artística y de proyectos de espacio público popular que de las glorias y las famas personalizadas. Tuvo una formación distinta de sus compañeros que trabajaron en un proceso de consolidación del Estado-nación.

En el texto José Chávez Morado para todos internacional, una entrevista que el cronista Carlos Monsiváis le realizó al artista, José Chávez Morado comentó que, para él, el realismo no existía y que buscaba apoyarse en lo que veía. “Creo que todos los muralistas hemos usado mucho el rebote, le pegas a la historia, la usas como referencia al presente y de ese modo metes a veces críticas de contrabando. Pero si el público no capta esas referencias, entonces se habla no de un realismo, sino más bien de símbolos, de figuras o de lenguajes convencionales, pero realismo, realismo, no ha existido nunca”.

En la misma charla, Chávez Morado mencionó que se relacionó con los símbolos creándolos: “Encuentro el gran caudal de símbolos en lo prehispánico y, en general, en la historia mexicana. Mi pretensión es acudir a su fuerza, a su don de permanencia, aunque al respecto no me hago ilusiones. Cualquier simbolismo de una época pierde luego su vigencia”.

De este artista se dijo que nunca se encerró en una torre de conceptos políticos y sociales, sino que logró una pintura equilibrada, gozosa y fuerte mediante la sobriedad y economía de medios. En vida, la crítica de arte Raquel Tibol señalaba que la obra pictórica de José Chávez Morado era intensa, legítima y profunda.

Falleció el dos de diciembre de 2002 a los 93 años, en su casa de Guanajuato. En el jardín del Museo Olga Costa-José Chávez Morado reposan las cenizas del pintor junto a las de su esposa

DATO
El artista José Chávez Morado fue impulsor de la corriente de integración plástica, además de promotor cultural y fundador de varios museos en Guanajuato. En su honor, se abrió el Museo Olga Costa-José Chávez Morado, inaugurado en 1993 en la que fue su casa en la capital de su estado natal, museo ubicado en una antigua noria en Pastita No. 158, Torre del Arco, misma que fuese una casa habitación de los maestros.

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