Diciembre 23, 2024
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“Jamás le rendiré pleitesía a un partido”

IMPULSO/ Agencia SUN

Ciudad De México

Horacio Franco no tiene pelos en la lengua. A lo largo de 40 años de trayectoria ha hecho lo que ha querido y ha dicho lo que ha querido. Ha luchado a favor de los derechos civiles, por la comunidad LGBT, por el derecho al aborto, en contra del VIH, ha sido un gran activista y lo mismo se ha presentado en el Palacio de Bellas Artes que en las zonas marginadas del país. Hoy se le reconoce como uno de los máximos exponentes de su instrumento, la flauta, y como uno de los mejores músicos de su generación. Y, ante las próximas elecciones, hace un llamado al voto crítico y consciente.

Para celebrar 40 años de actividad artística como solista y 25 de haber fundado el grupo Capella Barroca de México, ofrecerá el concierto titulado Horacio Franco, 40 años de carrera. Conciertos de Antonio Vivaldi, que se llevará a cabo el próximo 14 de abril a las 19 horas en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

En entrevista, Franco ofrece su visión sobre las próximas elecciones. Todos, dice, tendrán que convocar a los más diversos sectores del ámbito cultural para perfilar sus plataformas en ese sector. “Cada uno tendrá que ser incluyente y tendrá que ver en la cultura y en el arte un factor de desarrollo social y económico”, dice.

A José Antonio Meade lo vislumbra con un hombre preparado, pero lamenta que se haya presentado como candidato del PRI, “un partido que le ha hecho mucho daño al país”. A Andrés Manuel López Obrador lo percibe como el candidato que debería ser firme en el apoyo a la comunidad LBTI y a los derechos conseguidos, como el matrimonio homosexual y el aborto. A Ricardo Anaya lo define como un “chavo movido”.

Y afirma que los políticos tendrán que centrarse más en los “grandes despojados de México, que son los jóvenes”. “Cuando se piensa en los niños, todos tienen ideas realizables o no; pero cuando se piensa en los adolescentes, en los jóvenes, nadie sabe qué hacer con ellos. No se han dado cuenta de que serán ellos, por ejemplo, los que puedan determinar quién será el próximo Presidente”.

Son 40 años de carrera. ¿Miras hacia atrás y qué encuentras?

— Tengo una condición física de una persona de 30 años y la mente de uno de 70 años, ¡qué mejor! Así que miro hacia atrás y sólo puedo pensar en que el tiempo pasa muy rápido, que he hecho muchas cosas, que estoy realmente contento con todo lo que hago y que deseo seguir trabajando en paz, con la gente que quiero; que quiero hacer muchas cosas nuevas, experimentos sonoros. Me interesa seguir dirigiendo orquestas sinfónicas y barrocas, tocar música del siglo XIX. Tengo proyectos de aquí a 20 años.

—¿Lo has conseguido todo?

Sí, para mí sí. Lo único que no he conseguido tiene que ver con la Capella Barroca en México, la institucionalización de un grupo. Hoy existe una que sí cuenta con el apoyo de la UNAM y está muy bien, pero es un proyecto escolar. Hay personas de entre 30 y 45 años que no pueden vivir de esta música. No pude hacer una orquesta como quería que fuera. Ha sido desgastante intentar que exista, no se pudo, no hubo dinero; Rafael Tovar también quería, no pudo. No era para mí sino para los músicos.

—¿Apoyo de la iniciativa privada?

Conseguir apoyos de ese sector sería más posible si hubiera mayores facilidades para que puedan deducir impuestos. Traté que este concierto de 40 años estuviera en los EFIS, los estímulos fiscales para las artes, pero es más difícil conseguir un EFI por las cuestiones burocráticas, que conseguir un millón de firmas para ser candidato presidencial. Lo juro. Es impresionante. ¡Son proyectos de arte! ¡No estaba planeando irme a Júpiter en una misión tripulada! Se lo dije al propio Meade en una cena a la que fui invitado, pero cuando se lo comenté ni yo tenía idea del nivel de complejidad.

—¿Y los legisladores?

También lo traté de hacer con los famosos etiquetados, pero después me di cuenta de que varias personas que lo han conseguido le han tenido que dar moches a los diputados y yo no me meto con eso. En mi experiencia, cuando estuve en la Constituyente empecé a faltar porque tenía que trabajar y me dijeron que me contrataban, es decir, que cancelara mis conciertos y ellos me daban dinero, o que me daban asesores con sueldos de 40 mil pesos. No acepté. Yo entré a la Constituyente por idiota. Es la más grande decepción que he tenido. Jamás le rendiré pleitesía a un partido político, ni a Morena que es el que me gusta. Yo acepté porque pensé que iba a ser un asesor, no sabía que iba a ser constituyente, no me quise echar para atrás, pero fue increíble ver que no había una comisión de cultura y que las artes jamás se mencionaron. Mi nombre en el museo constituyente está mal escrito. Somos un país riquísimo, pero estamos inmersos en un sistema corrompidísimo.

—¿Queda trabajar desde nuestras trincheras?

Sí, todos tenemos que trabajar, todos tenemos que pagar impuestos, pero cuando tus impuestos van a dar a los bolsillos de los Javier Duarte… ¿vamos a seguir pagando para que haya gentuza que se robe nuestro dinero? No nos queda otra, hay que pagar, pero nos queda el resentimiento. Hay quien cree que sí se han hecho hospitales, caminos, escuelas, pero no tenemos por qué agradecerlo, ese es justo su trabajo.

—¿Qué opinas del proceso electoral?

Tenemos que tener un Presidente, una Asamblea Legislativa y una Cámara de Diputados. Nuestra obligación es elegir lo que más le conviene al país, no a los individuos o a un determinada clase social. Debemos ser muy críticos y estar muy conscientes si queremos un cambio en la manera de gobernar. Todos los candidatos que nos dicen que van a erradicar la corrupción están equivocados porque no es fácil, pero sí tienen que poner un proyecto de educación a 20 años para ver resultados en más de una década. No se puede hacer nada por México que dure sólo seis años, así que tenemos que elegir al que proponga las cosas a largo plazo. Yo estoy con la izquierda y espero esa propuesta.

—Y si gana la izquierda, ¿cómo tendrá que ser la oposición?

Es muy difícil de saber. ¿Dónde está la izquierda? Hace 12 años era muy claro, hoy pensar en una izquierda es algo casi descabellado. Tenemos una izquierda que se alió con el Partido Encuentro Social, que es de ultraderecha, tenemos a otro partido de izquierda que se alió con la derecha. Ya no sabemos si podemos pensar en partidos de izquierda. Lo único que le queda al que nos va a gobernar, se llame como se llame, es que sea congruente con lo que el país necesita: un cambio en la repartición de la riqueza, reintegración de las instituciones, que las reformas —muchas de ellas saqueadoras— realmente funcionen y que deje de ser sumiso ante la mala broma llamada Donald Trump. El nuevo gobierno no debe tenerle miedo a un hombre con Trump. Hay que atreverse a contestarle. En este sentido, me gustó que Andrés Manuel López Obrador haya hablado de una valla humana.

—¿Y qué opinas de Anaya?

Lo conozco poco. Se ve que es un chavo inteligente, capaz, muy movido. Pero el problema son los partidos. El PAN no está bien y se alió con el PRD por una mera necesidad imperiosa de bloquear todo lo que tenga que ver con Morena. Yo lo viví en la Constituyente, los del PRD y el PAN quieren borrar de la faz de la Tierra todo lo que tenga que ver con Morena. Así que no me interesa eso.

—¿A Meade?

A José Antonio Meade lo veo también como un hombre muy sólido, muy capaz, ha sido secretario de Estado. Su error fue el gasolinazo, pero creo que lo obligaron a impulsarlo. Meade tal vez no iba a denunciar lo que vio en la “Estafa Maestra”, pero no renunció, ahí se quedó. Me enteré de su candidatura hace un año, en una cena, pero no dijo que iba a ser con el PRI, y pensé que tal vez iba a ser un buen candidato. Lástima que va con el PRI.

—¿A López Obrador?

Es un político muy consumado, ya le toca ser Presidente. Tiene un colmillo impresionante y tiene ya un proyecto de nación. Creo que lo que necesitaba era aliarse con gente que quizá no le gusta mucho, pero ya tiene esas alianzas. Hay muchas cosas que no me gustan y nunca me han gustado, siempre lo he dicho. Cuando boicoteó las sociedades de convivencia dije abiertamente que no me parecía. En 2006 se iba a reunir con la comunidad LGBT y Jesusa Rodríguez me llamó para invitarme, acepté, yo estaba con su proyecto y quería saber de primera mano por qué había boicoteado las sociedades de convivencia y quería saber si era homófobo o no. Una vez que acepté, Jesusa me dijo que se iba a llevar a cabo un domingo en la noche en un lugar muy privado, muy escondido y con la condición de que la prensa no se enterara. Me negué a ir porque yo no soy un apestado. La reunión al final no se hizo y creo que Jesusa también estaba muy enojada por cómo querían las cosas. Sin embargo, lo admiro. Le reconozco la solidez política y no veo otra salida para México, él puede ser un nuevo enfoque en el gobierno. El que tenemos actualmente no resiste un día más, tenemos que tener otro de manera urgente.

—Tú has sido activista, pero la comunidad cultural suele preferir el silencio. ¿Coincides?

Tienen miedo. Con excepción de los escritores, casi todos los demás esconden la cabeza como avestruz. Los escritores trabajan con la palabra, tienen la mentalidad crítica, aunque digan pendejadas como las que últimamente dice Vargas Llosa; pero hay otros creadores como los músicos, a quienes les cuesta hablar y si no tienen sindicato se dejan dirigir por gente que los humilla. Las orquestas también son reflejo de la sociedad, todas están polarizadas. Yo hablo por lo que vi en Holanda.