Enero 24, 2025
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Invisibles las mujeres que trabajan la tierra

Entre quienes trabajan la tierra 58% se encuentra en pobreza extrema y de ese índice, 85 por ciento son mujeres y niñas.

Guadalupe Rosas Suárez/Toluca

En nuestro país 22% de la población vive en zonas rurales; de ellos, 58% se encuentra en pobreza extrema, pero lo más impactante es que 85% son niñas y mujeres, eso significa que en el campo la pobreza y marginación tienen rostro de mujer; realidad planteada por Diana Velázquez Sánchez, directora de Perspectiva de Género de la Secretaría de la Mujer del Estado de México.

Durante su participación en el panel Internacional “Equidad de Género en la Preservación del Medio Ambiente”, manifestó cómo las mujeres que trabajan la tierra la conocen y saben hacerla productiva; identifican las plantas y sus propiedades; se preocupan por el entorno y hacen lo que pueden por la conservación ambiental; sin embargo, su labor es invisible, no sólo no hay retribución, sino que tienen pocas posibilidades de salir del círculo de pobreza en que se encuentran.

En su disertación, detalló cómo la vulnerabilidad de las mujeres en el medio rural se agrava debido a los usos y costumbres sexistas que las limitan en el acceso a la educación, salud, empleo y justicia. Las mujeres tienen a la semana 49 horas de trabajo no remunerado, en contraste con los hombres que sólo es de 20 horas.

Se tiene el referente que únicamente en 28 países se otorgan a las mujeres los mismos derechos legales para poseer y acceder a la tierra. Situación que no debe quedarse en el mensaje simplista de que no tienen propiedades o remuneración, sino las consecuencias sociales que esto trae consigo.

Lo anterior, porque la mujer que trabaja la tierra tiene menos independencia económica y como dependen de una persona, eso hace que se perpetúen los círculos de violencia, porque no tienen una posibilidad de salir adelante por sus propios medios, ya que su trabajo está “invisibilizado” y no remunerado, como ocurre en 70% de los casos, insistió la ponente.

Por ejemplo, en 2017 el presupuesto para protección ambiental fue 0.4%, de lo cual una mínima parte llegó a las mujeres; situación que habla de los desbalances que existen en el área rural y que requiere esfuerzos públicos para equilibrar la balanza.

Recordó que la economía ha estado dividida siempre entre sectores “visibles e invisibles” y ha sido el método del proceso de acumulación capitalista desde los orígenes. En ese caso, existe la carencia de datos “duros” que documenten con rigor las asimetrías de género en el acceso y uso de los recursos naturales, situación que dificulta la puesta en marcha de políticas públicas que contribuyan a dar una solución de fondo.

La vulnerabilidad de las mujeres en el medio rural se agrava debido a los usos y costumbres sexistas que las limitan en el acceso a educación, salud, empleo y justicia.

El trabajo de las mujeres del campo no es remunerado en 70 por ciento de los casos