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Francia
A doce días de las elecciones presidenciales francesas, el incendio en el campamento de refugiados y demandantes de asilo del Grand-Synthe (noroeste), el mayor que quedaba en el país, reavivó hoy en Francia la polémica migratoria.
El fuego, originado anoche por un enfrentamiento entre grupos de kurdos y afganos, asoló el espacio en el que malvivían entre 1.500 y 2.000 personas procedentes de países en conflicto.
No se registraron víctimas ni heridos de gravedad y sus habitantes fueron rápidamente evacuados, pero según las ONG sobre el terreno la mayoría no han sido reubicados y deambulan ahora por la zona.
El enclave del incendio, vecino a la ciudad portuaria de Dunquerke -próxima al Reino Unido-, amaneció completamente arrasado por las llamas, que calcinaron tiendas de campaña y chabolas en las que los inmigrantes se resguardaban a la espera de resolver su situación legal.
Entre un intenso olor a chamuscado, las autoridades trabajaron esta mañana para extinguir cualquier foco de incendio. Solo quedaron en pie las construcciones más sólidas, utilizadas, en la mayoría de los casos, para actividades en grupo.
Colindante a la autopista A-26 en un polígono industrial en desuso, el campamento estaba en pie desde hace meses y lo comparaban con el polémico emplazamiento de migrantes de la vecina Calais, que llegó a albergar a 10.000 refugiados y demandantes de asilo antes de su cierre en octubre.
“Apenas unos 400 fueron acogidos en el gimnasio de Grande-Synthe. El resto fue abandonado a su suerte”, relató hoy a Efe Klaartje Smulders, de la ONG Utopia 65, que presta ayuda humanitaria a los inmigrantes.
Muchos de ellos -se calculan varios centenares- se echaron hoy a la carretera para abandonar el desolado Grande-Synthe y completar los 45 kilómetros que distan de Calais en la autopista.
“El problema -agregó la cooperante- es que Calais está blindada. Está totalmente prohibido montar cualquier tipo de tiendas de campaña o similar”.
En Calais, que conecta Francia y el Reino Unido por tren, autopista y barco, algunos de sus habitantes tienen recelo. No quieren que su pequeña ciudad regrese a las páginas de la prensa internacional por abrigar otro insalubre campamento, que fue popularmente conocido como “La Jungla”.
Coco, miembro del grupo parapolicial “Calesianos en cólera”, que dicen apoyar a las fuerzas del orden para evitar abordajes a camiones con rumbo al Reino Unido, teme que la inseguridad se agrave y cree que los trabajadores de las ONG “les ayudan a venir”.
“De decenas en decenas pueden ser muchos”, lamenta.
Los ministerios del Interior y de la Vivienda señalaron hoy en un comunicado conjunto que tras lo sucedido se ha decidido acelerar la acogida en los diversos centros de orientación del país para aquellos que quieran solicitar el asilo.
Pero para la candidata de la extrema derecha a la Presidencia de Francia, Marine Le Pen, el incendio no ha sido más que un reflejo del “caos migratorio que sacude el país desde hace años” y prometió acabar con este y desmantelar todos los campamentos de inmigrantes.
“Los clandestinos o los que no han conseguido el asilo serán conducidos a la frontera. Las peticiones de asilo no serán estudiadas en Francia, sino en nuestros consulados y embajadas en los países de origen o en los limítrofes”, añadió.
Para el aspirante conservador al Elíseo, François Fillon, este último incidente demuestra además que el desmantelamiento de Calais fue insuficiente y que la construcción de nuevos campamentos “no es la solución” porque produce un efecto llamada.
El ministro francés del Interior, Matthias Fekl, subrayó hoy que no se reconstruirá un nuevo campo en Grande-Synthe, al tiempo que avanzó que trabajarán con asociaciones y autoridades locales para encontrar las “buenas soluciones”.
“Estoy dispuesto a echar una mano”, añadió el también candidato presidencial y líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que se sumó al debate lamentando haber llegado a esta situación y el “desamparo” en el que a su juicio se han visto sumidos quienes estaban en él. TERRA