Édgar Iván Vargas López/ITESM Campus Toluca
Tuve la oportunidad de ir a una escuela secundaria pública, sinceramente, mis expectativas eran bajas, desde las instalaciones hasta el tipo de alumnos que me encontraría, personalmente, no son de mi agrado los jóvenes menores que yo (incluso mayores con un comportamiento infantil).
Un proyecto por parte de la materia de Análisis y Expresión Verbal, para el que teníamos que basarnos en el Museo de Culturas Populares, en Toluca, y de allí continuar en función de la narrativa transmedia para hacer ver a los jóvenes la importancia cultural e histórica de nuestro país en el mundo.
De ninguna manera, ésa era mi única meta con el proyecto, si bien sabemos que la educación en México está en una situación precaria por diversos factores como la deserción escolar, en secundaria, el 14.5% de los alumnos que se inscriben termina desertando.
Una de las cifras increíbles es que un millón, 47 mil, 718 jóvenes y niños abandonaron sus estudios de agosto del 2012 a julio del 2013, ¿Qué es lo que está pasando?, ¿quién tiene la culpa?, ¿alumnos, maestros o Gobierno?, sin embargo, la pregunta más importante es ¿quién tomará la responsabilidad?
Todos debemos hacer nuestra parte, como estudiantes, ser autodidactas nos da la oportunidad de aprender algo que realmente nos gusta y no sólo quedarnos con los datos básicos; como maestros, deben actualizar sus conocimientos constantemente, no impartir una clase para que memoricen la información, y como ciudadanos, exigirle al Gobierno un apoyo verdadero en este rubro.
Hemos visto también problemáticas desde la Secretaria de Educación Pública, la reforma educativa, el SNTE y su célula disidente, la CNTE. La corrupción es una gran problemática en México y que esta se ubique también en este sector causa un retraso educativo de generaciones.
Continuando con mis prejuicios iniciales, algunos se cumplieron, otros no, mi primera impresión de estos chicos fue neutral, pero rápidamente cambiando a decepcionante, en el inicio, fue un grupo que se enfocó en lo que les exponíamos, mientras nos dedicábamos a darles la introducción, les hacia preguntas sobre sus ‘hobbies’, allí me encontraba con alumnos alejados de las artes, pintura, música y literatura, así que detuve mi interrogatorio en el que pocos, con mucha timidez, eran los que alzaban —a la altura de su pecho— la mano.
Pero fue cuando pasó, les dejamos que vieran unos videos preparados para ellos con base en el Museo de Culturas Populares, los advertimos que al final iba a haber un cuestionario, motivándolos con algunos décimos extra. Me sorprendió ver que lo disfrutaban, algunos incluso sacaron sus cuadernos y escribieron pequeños datos que consideraban importantes, se escuchaban risas, comentarios de aprobación y se veía interés.
Terminaron motivados, participativos y con un entusiasmo notable, totalmente diferente que en la introducción, entonces en el momento de la conclusión, el Director nos había pedido con ahínco motivarlos para evitar la deserción, tema que le preocupaba en sus alumnos, entonces mis compañeros y yo optamos por contarles nuestras historias.
La platica se formalizó, yo comencé y les conté de mis éxitos y fracasos, y la meta principal, romper su burbuja de sueños, mostrarles la importancia de hacer las pequeñas cosas en busca de algo grande y que las consecuencias se mostrarán positivas, sólo para quien trabaje en ellas.
Finalizaron mis compañeros y el Director nos agradeció, a continuación, con un aplauso satisfactorio. Vi rostros motivados, si llegamos a cambiar positivamente la mentalidad de un alumno, entonces valió la pena.
México es un país con mucho talento, sólo se necesita un pequeño empujón, si la educación está como está es porque no hay tal golpe de realidad que todos merecemos. En ese momento, mi impresión cambió, y sí hay muchas cosas que cambiar, claro está, pero podemos hacerlo.
Me muestro positivo como pocas veces en mi vida, está vez confió en los excelentes profesores que harán lo imposible por guiar a los alumnos por un buen camino y que ellos lo aprovecharán.
La educación es guiar y formar, no es adiestrar, el primer paso es buscar métodos de aprendizaje, empoderar a los alumnos a aprender por su cuenta, que haya esa curiosidad y libertad porque la información esta allí, no hay que desperdiciarla.
Si hay que dejarles un mejor mundo a las siguientes generaciones, hay que educar esas generaciones, sólo así aseguramos un mejor mundo para ellos.
“La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar al mundo”: Paulo Freire.