IMPULSO/ Edición Web
Ciudad de México
El Gobierno agota el as bajo la manga que tenía para el proceso hacia la liberación de los precios de la gasolina hacia 2018, y evita, por el momento, un incremento que rondaba entre el 4% y 5% en los combustibles que pagarían los consumidores a partir del 4 de febrero.
La Secretaría de Hacienda decidió aumentar los estímulos y cuotas que otorgan a los gasolineros para disminuir el impuesto sobre los combustibles que venden, que en realidad se trata de un subsidio, para evitar el incremento en los precios de la gasolina. “Los precios máximos de las gasolinas y el diésel vigentes del 4 al 17 de febrero permanecerán sin cambios respecto a los del mes de enero” dijo Hacienda en un comunicado. Así, los precios promedio de las gasolinas quedan en 15.99 pesos por litro para la Magna, 17.79 pesos para la Premium y de 17.05 para el diésel.
Aunque el mercado de las gasolinas se encuentra en vías de la liberación, en realidad los precios siguen regulados, y sólo a lo largo de este año se irán quitando los candados por regiones del país.
“El Gobierno aún tiene la potestad de regular los precios, y utilizó estos estímulos para evitar un alza en medio de un mercado internacional aún volátil”, opinó el socio de la consultora especializada Marcos y Asociados Luis Miguel Labardini.
La decisión le permitió al Gobierno complacer de manera momentánea a ciudadanos, gasolineros, empresarios, y partidos políticos para evitar una segunda alza en los precios del combustible en lo que va del año, por lo menos hasta la primera quincena de este mes.
¿Pero qué hubiera pasado si Hacienda hubiera decidido seguir con los incrementos? La fórmula que usa la dependencia para calcular el precio de las gasolinas tiene dos componentes que cambian de manera constante: el tipo de cambio y el precio del barril de petróleo.
Si estos dos elementos jugaron en contra de Hacienda a inicios del año, cuando aplicaron el alza del 15% al 20% en los combustibles, para la última quincena de enero, y los primeros días de febrero, mostraron comportamientos más estables.
La referencia que usa Hacienda para el precio del litro de gasolina se movió entre 0.43 y 0.40 dólares entre el 9 de enero al 3 de febrero, según datos recopilados por Expansión. El tipo de cambio, que a finales del año pasado e inicios de este resultó un dolor de cabeza llegando a los 22 pesos por dólar, disminuyó en las últimas semanas hasta los 20.50 pesos por dólar, con lo que mostró sus mejores niveles en lo que va de 2017.
“Hablamos de que el incremento que se debió ver ahora rondaba el 5%, según el comportamiento de los precios de referencia de la gasolina en Estados Unidos, y el tipo de cambio peso-dólar”, explicó la analista senior de refinación y petróleo para América Latina de la consultora internacional Wood MacKenzie, Ixchel Castro.
Así que Hacienda, en lugar de aplicar este incremento, decidió subir el subsidio que aplicaba a las gasolinas desde inicios del año.
Las perspectivas hacia los siguientes meses también juegan a favor de los números de Hacienda, debido a que la temporada más volátil para los precios está por terminar, y en los siguientes meses los precios deberán mostrar una mayor estabilidad al menos hasta abril y mayo, consideró Ixchel Castro.
El problema que pudiera generar de esta decisión se da en la percepción de los inversionistas que quieran apostar a la apertura del mercado sobre las decisiones del Gobierno.
“Aquí hay una renuencia de las autoridades a aplicar las medidas antes anunciadas, de la liberalización del precio tienes dos implicaciones potencialmente peligrosas”, dijo el director general de la consultora especializada GMEC, Gonzalo Monroy.
El especialista señaló que la decisión implica que se manden señales erróneas sobre los precios reales del combustible, además de que las reglas pueden cambiarse o aplicarse según consideraciones políticas. “La primera genera rentas fuera de mercado, pero la segunda vulnera el estado de derecho”, agregó Monroy.
Pero los impactos inmediatos de la decisión parecen favorables, pues además de evitar descontento entre la población, o movilizaciones políticas; las condiciones del mercado actuales no permiten que los importadores de gasolina en verdad puedan animarse a entrar al mercado incluso con precios más ajustados a la realidad.
“El mercado todavía no está preparado para la importación. Sí es una mala señal para los importadores pero la verdad es que Pemex todavía tiene el sartén por el mango”, consideró Labardini.
Ahora habrá que esperar dos semanas para conocer la siguiente decisión de Hacienda, pero ahora vemos que aún tiene cartas por jugar en este tránsito a la liberación del mercado de las gasolinas. Fuente: Expansión