Diciembre 25, 2024
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Finlandia, creando una economía circular

IMPULSO/ Agencia SUN
Helsinki, Finlandia
Finlandia quiere cambiar al mundo, y para ello está poniendo el ejemplo. Mientras en el mundo y en México se debate sobre neoliberalismo, desarrollo estabilizador y globalización, los objetivos del país nórdico, planteados desde 2016, apuntan a ser uno de los líderes globales en la adopción de los preceptos de la economía de base biológica y la economía circular. Esta nación, ubicada en el noreste de Europa, con 5.5 millones de habitantes y miembro de la Unión Europea desde 1995, se planteó lograr metas en materia de mitigación del cambio climático para 2020.
Además de su fama por ser uno de los pocos lugares del planeta en los cuales se aprecian las auroras boreales, Finlandia tuvo el primer lugar del Índice Global de Felicidad 2018 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y se ubicó en la posición 17 del reporte “Doing Business” del Banco Mundial, publicado a finales de octubre pasado.
En el Índice de Competitividad Global 2018 del Foro Económico Mundial obtuvo la undécima posición entre 140 economías, mientras que en el Índice para una Vida Mejor de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) está en los primeros sitios en materia educativa y de habilidades.
En este reporte, Finlandia está por encima del promedio internacional en factores como ingreso y remuneraciones, trabajo, salud, responsabilidad cívica, calidad del medio ambiente y seguridad personal.
De acuerdo con la edición 2018 del “Estudio sobre la economía finlandesa” elaborado por la OCDE, se proyecta un crecimiento sólido a raíz de un repunte en las exportaciones y una fortaleza continua en la demanda interna.
Sin embargo, se enfrentan retos como mayores presiones inflacionarias, el aumento de los costos relacionados con el envejecimiento poblacional y los recortes de impuestos que buscan favorecer los ingresos de los hogares, los cuales impiden que el déficit presupuestario se reduzca aún más.
El último informe de “Perspectivas Económicas Globales del Fondo Monetario Internacional” (FMI), correspondiente a octubre pasado, plantea que el Producto Interno Bruto finlandés crecerá 2.6% en 2018, luego de haberlo hecho a tasa de 2.8% en 2017. Para 2018 y 2019, el organismo prevé una expansión de 1.8% y 1.6%, respectivamente.
Entre las compañías finlandesas de mayor exposición destaca Nokia, famosa por sus teléfonos celulares y ahora orientada al sector de telecomunicaciones, y KONE, el cuarto fabricante mundial de escaleras eléctricas.
En cuanto a la economía digital, Finlandia es el hogar de dos productoras de videojuegos para dispositivos móviles, Rovio y Supercell, creadoras de los juegos altamente populares Angry Birds y Clash of Clans, en ese orden.
Cuadratura del círculo
En 2016, Finlandia se convirtió en el primer país en publicar una hoja de ruta completa para alcanzar una economía circular.
Este concepto no es nuevo como estrategia o modelo de pensamiento, pero como uno de los países líderes en su aplicación y en sus esfuerzos de promoción, Finlandia confía en que su “receta” puede cambiar al mundo.
La definición que ofrece la Fundación Ellen MacArthur, que en 2012 publicó junto con McKinsey & Company un informe clave sobre esta teoría, es que la economía circular es reparadora y regenerativa, y pretende conseguir que los productos, componentes y recursos en general mantengan su utilidad y valor en todo momento.
El Fondo Finlandés para la Innovación (Sitra), una de las instituciones que lideran la estrategia de país, y que actualmente opera como promotor de inversiones y negocios bajo el concepto de economía circular, explica que la base es el uso de servicios, en lugar de poseer cosas.
“Los materiales no se destruyen al final de su vida útil, sino que se utilizan para hacer nuevos productos una y otra vez”, dice Kari Herlevi, director del proyecto Economía Circular en Sitra, durante una visita realizada a finales de octubre.
“El producto debe usarse durante el mayor tiempo posible, debe revisarse y repararse y las piezas deben cambiarse cuando sea necesario”, añade.
De acuerdo con los expertos, los smartphones de alta gama son considerados anti-ejemplos de los preceptos de la economía circular, pues cada año las compañías presentan versiones nuevas, de manera que su horizonte de uso por parte del usuario es breve.
Sitra estima que para 2030 el valor agregado generado por una economía circular para Finlandia podría ser de al menos 3 mil millones de euros por año.
Un punto clave en la estrategia de país es que el gobierno del primer ministro Juha Sipilä ha definido los objetivos, siendo el primero lograr que Finlandia sea líder en la economía circular para 2025.
En una reunión con medios internacionales, Paula Lehtomäki, secretaria de Estado del Primer Ministro, explica que la estrategia del país se concentra en cinco proyectos clave, entre los que figura el desarrollo de la economía circular. El resto es contar con energías limpias, desarrollar productos forestales, producción viable de alimentos y una política ambiental basada en la confianza.
La funcionaria, quien será en marzo próximo secretaria general del Consejo de Ministros Nórdicos, señala que en el espectro político finlandés hay una visión común de los objetivos de largo plazo, entre ellos la adopción de la economía circular, aunque difieren en los plazos para alcanzarlos.
Nuevos negocios
Entre las compañías finlandesas que se han integrado como promotoras o anclas del proyecto circular destacan Neste, YIT, KONE, Fiskars, Metso y Nokia, pero existe una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas que se han involucrado en los esfuerzos.
Jyri Arponen, uno de los líderes del proyecto en Sitra, manifiesta que las modalidades de negocio van desde cadena de suministro circular, productos como servicios, extensión de la vida de los productos, así como recuperación y reciclaje.
Como parte de sus esfuerzos de promoción del concepto, la primera edición del Foro Mundial de Economía Circular se llevó a cabo en 2017 en Finlandia, y convocó a mil 500 especialistas de todo el mundo.
La segunda edición fue llevada a cabo en octubre pasado en Japón, que se ha sumado a la tarea de invitar a otras naciones a adoptar este pensamiento, y para la tercera cita, por realizarse en octubre próximo, los participantes volverán a encontrarse en Finlandia.
Al clausurar la reunión en Tokio, el ministro de Medio Ambiente japonés, Tsukasa Akimoto, declaró que su país promoverá la economía circular al asumir la presidencia del G20 en el presente año.

Reducir el desperdicio de alimentos, enfoque clave
Uno de los enfoques más relevantes del concepto de la economía circular tiene que ver con la obtención y consumo de alimentos, considerando que en la actualidad en el mundo hay un gran porcentaje de desperdicio de comida, lo que representa un desafío para las empresas y reguladores involucrados en la cadena alimenticia.
De acuerdo con la cadena de tiendas Wefood, impulsada por la organización no gubernamental finlandesa Finn Church Aid, el mundo se enfrenta al fenómeno del desperdicio de alimentos, pues más de una tercera parte de la comida producida en el planeta se convierte en desperdicio. Al mismo tiempo, 800 millones de personas se quedan sin alimentos e incluso sufren de hambre.
“En Finlandia cada año se tiran y destruyen entre 400 y 500 millones de kilos de alimentos inicialmente comestibles. La cantidad de desperdicio es tan grande que se deben tomar varias medidas para reducirla”, destaca Else Hukkanen, responsable de la tienda Wefood ubicada en el centro comercial Redi, en Helsinki.
“La tienda se dedica a la venta de alimentos que de otro modo se convertirían en desperdicios, como productos en embalajes ligeramente dañados, o frutas y verduras con imperfecciones superficiales”, agrega.
Durante una visita al local, dice que se trabaja con voluntarios y se ofrecen alimentos con precios de 50% a 70% por debajo de lo que costarían en el comercio establecido.
Otro ejemplo del esfuerzo finlandés en materia alimenticia es el de Valio, empresa cooperativa productora de lácteos fundada en 1905. Juha Nousiainen, vicepresidente de Producción Primaria y Proveeduría, reconoce que los impactos ambientales de la producción de leche están en el centro de la discusión porque las vacas rumiantes crean metano, gas de efecto invernadero.
Sin embargo, afirma, “al promover los tipos adecuados de métodos de cultivo, los campos pueden actuar como depósitos de carbono, al igual que los bosques”. Aunque implica un reto colosal, la meta es generar una cadena lechera neutra en carbono.

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