IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
A fines de los noventa, un grupo de biólogos emprendió una investigación sobre el consumo de proteínas en la Amazonia de Brasil. Con objeto de recolectar informes, acompañaron a los cazadores para determinar qué animales eran parte de su dieta. Sin embargo, la metodología tuvo deficiencias.
La única mujer del equipo científico cuestionó el trabajo:
—¿Le han preguntado a las mujeres de la región?
—”Las mujeres no son cazadoras. Pero si quieres hacerlo, hazlo tú”, le respondieron entonces sus compañeros de proyecto.
La investigadora les tomó la palabra. Su hipótesis era que si bien las mujeres no cazaban, sí preparaban la comida. Las entrevistó con dibujos de animales, recolectó huesos y pieles. Logró información más sólida en 15 días, en contraste con los tres años del acompañamiento a los cazadores de sus compañeros.
Esa mujer es Lorena Aguilar Revelo, hoy viceministra de Asuntos Exteriores y Culto de Costa Rica, luego de 30 años de trabajo en derechos humanos, género y medio ambiente. Sabe que la apuesta del desarrollo sustentable tiene rostro de mujer.
En entrevista, explicó sus acciones desde que se unió al gobierno del presidente Carlos Alvarado Quesada, como la presentación del Acuerdo de Escazú —que integran México y otros 15 países latinoamericanos— y la iniciativa “Coalición para Todos y Todas” (“For All Coalition”), que enfatiza el papel de la mujer ante el reto de la protección ambiental, la inclusión, la diversidad, el acceso a la justicia y el derecho internacional, así como la gobernabilidad, la cooperación y el financiamiento para el desarrollo, que se presentará hoy en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático 2018 (COP24) en Katowice, Polonia.
“‘For All Coalition’ contribuye a generar respuestas innovadoras a los desafíos ambientales, al integrar los derechos humanos y género en la construcción de soluciones basadas en la ciencia. Nos ayudará a comprender mejor el empoderamiento de la mujer y su impacto en la acción climática. También ayudará a crear capacidades institucionales, cuyo vacío es evidente en los acuerdos ambientales más importantes”, resaltó.
La también cofundadora de la Red de Mujeres Ministras y Líderes del Medio Ambiente recalcó que fue fácil incorporarse al Estado “porque en los últimos años Costa Rica ha liderado el Plan de Acción de Género en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático”.
Originaria de San José, la antropóloga Aguilar Revelo supo desde joven que se ha relegado la voz de las mujeres y por eso creó la Oficina Global de Género en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, con sede en Suiza.
En la charla con EL UNIVERSAL, recordó los obstáculos que ha enfrentado. “Nació de mi realidad, de trabajar en el campo. Me di cuenta de que la mayor parte de la oferta técnica, de los planes, iban dirigidos al hombre y a pesar de que trabajamos en proyectos de agua, de salud y de alimentación, donde ellas eran las que estaban adelante, sólo se convocaba a los hombres”.
Más tarde vino otro reto, las generaciones de científicos y de gobiernos estancadas en una idea. “Nos tachaban de locas. Los ambientalistas que no entendían el tema social y los grupos de mujeres que no creían en esto”, en cuya agenda sólo aparecían violencia y derechos reproductivos.
Después llegaron las reuniones mundiales. “Cuando empezamos con las convenciones sobre Diversidad Biológica y de Cambio Climático y Desertificación, los grupos de mujeres ni siquiera eran reconocidos como grupos de interés y hoy están ahí, con enorme fortaleza”, destaca.
En esa línea, impulsó la firma en septiembre, en la Asamblea General de la ONU, del Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe (Acuerdo de Escazú), único en su tipo.
Aguilar Revelo detalla que “nace porque en el sector ambiental el tema de los derechos no era parte intrínseca y aún no lo es. Los ministerios de Medio Ambiente están enfrascados en las áreas protegidas, en biodiversidad, pero la parte humana es una carencia que se ve reflejada en la jurisprudencia de nuestros países”.
El Acuerdo de Escazú, adoptado en la ciudad costarricense del mismo nombre, tiene artículos que cada país puede usar con base en sus propias condiciones, en particular el referente a los defensores, “uno de los más difíciles de negociar”.
El espíritu de Escazú, puntualiza, es similar al de “For All Coalition”, ya que es un eje rector de derechos-medio ambiente, con la diferencia de que el segundo incidirá para que las mujeres que dependen de los recursos naturales tengan voz en la toma de decisiones.