Luis Flores.
Superficial
En estos días las máquinas recuerdan por nosotros, algo que hace unos años era completamente normal, como aprendernos números de teléfono importantes era un proceso común y todos éramos capaces de hacerlo y guardábamos listas bastante extensas de datos en nuestra memoria, ahora nos cuesta trabajo memorizar cualquier cifra pequeña, confiamos ciegamente en las máquinas y eso nos ha convertido en recolectores de datos. Recogemos información y la vamos acumulando en discos duros o cualquier dispositivo con capacidad de almacenaje inimaginables hasta hace algunos años, cantidades industriales de datos que jamás vamos a poder procesar, aunque muchos siguen pensando que nuestras capacidades mentales son ilimitadas, las pruebas dicen lo contrario, tenemos límites mientras la información es prácticamente infinita y por consecuencia no podemos profundizar, el exceso de información nos sobrepasa y confunde. En mi caso personal en los últimos años he acumulado cantidades extraordinarias de música, películas, videos, libros y revistas virtuales y cosas por el estilo, he llenado discos duros con tanta información que si se pudiera convertir en objetos físicos llenaría alguna bodega de gran tamaño, lo malo es que ante tanta acumulación mi manera de abordarla se ha vuelto superficial. El tiempo no alcanza para profundizar y analizar tantos datos y eso es lo que uno va acumulando, a esto tenemos que sumar lo que se va generando en tiempo real en el ciberespacio, mensajes personales, noticias, podcasts, tutoriales y miles de cosas más que en teoría tendrían que hacernos la vida más fácil, pero que en la realidad nos sofocan y confunden. En ninguna época de la historia habíamos estado expuestos a tanta información y en ninguna época habíamos estado tan dispersos, imagino que la solución es alejarse de esos grandes flujos de datos y enfocarse en pocas cosas a la vez, aunque en esta avalancha de distractores también nuestra atención ha sido dañada y es casi imposible concentrarse en pocas cosas. Nos han vendido la idea de que podemos realizar varias cosas al mismo tiempo y que eso es parte de la evolución, pero la realidad es que seguimos siendo muy básicos y primitivos, y lo que nos sigue funcionando es hacer una cosa a la vez, aunque nuestra mente acostumbrada a recibir múltiples estímulos simultáneos intente desviarnos del objetivo.