Regreso Luis Flores
Ayer después de estos más de dos años de confusión, me animé a ir a la ciudad de México otra vez, ese recorrido en autobús que antes de la pandemia era tan común y cotidiano, se volvió como una especie de tabú, el miedo a las multitudes, al contacto físico con extraños, a los contagios y todo el caos que ha generado esta contingencia me había alejado de esa ciudad tan querida y odiada al mismo tiempo y el regreso fue como si nunca se hubiera dado ese paréntesis tan largo, pensé que las cosas habían cambiado más, que la restricciones sanitarias habían transformado el rostro de la ciudad, pero no por fortuna o desgracia todo sigue pareciendo igual, porque todos sabemos que los cambios fueron internos para la mayoría de la gente, las pérdidas de familiares, amigos y conocidos nos ha marcado de manera permanente y eso se logra disimular un poco más fácil, muchos cambios de conducta como el uso de cubrebocas siguen vigentes, aquella sana distancia se ha olvidado casi por completo y la gente se amontona como siempre lo ha hecho, en los transportes públicos, plazas públicas, plazas comerciales y calles, da la impresión de que nunca paso nada aunque la mayoría siga cubriendo su cara y siga usando gel antibacterial en todos lados, pero si uno abre bien los ojos se da cuenta que si hay cambios; muchas tiendas cerradas, más migrantes pidiendo ayuda en las calles, pero la sensación es de vuelta a la normalidad una normalidad que casi habíamos olvidado y que ahora nos parece un poco gris, nos acostumbramos al miedo a salir, al miedo a acercarnos a los demás, el miedo al virus y parece que todo eso fue hace mucho tiempo, muchos esperamos que el regreso a la normalidad fuese más espectacular, aquellas historias que se cuentan de cuando el mundo ha salido de crisis similares de que las fiestas han sido interminables, el desenfreno y el derroche y el descontrol eran cosas de todos los días, creo que no ha pasado y creo que no va a pasar, regresaron las fiestas , regresaron los grandes festivales musicales, los antros volvieron a abrir sin restricciones, pero al menos yo, no veo esa euforia explosiva que todos predecían, regresamos pero con cautela y un poco más silenciosos, un final anticlímático para la pesadilla que hemos habitado todos estos meses…
