IMPULSO/Gustavo Del Ángel/Arena Pública
¿La calamidad del dinero en efectivo?
Ante la enorme expansión de los medios de pago distintos del efectivo, vamos rumbo a una sociedad “cashless”. Pero el uso del dinero en efectivo sigue creciendo en todo el mundo a pesar de la conveniencia de otros instrumentos de pago. ¿Por qué persiste el “cash”? Aquí, discuto contigo lector algunos puntos, incluyendo la cualidad del “cash” de mantener privacidad en las transacciones. El intento reciente en la India para desmonetizar billetes de alta denominación mostró un alto costo económico y social, consecuencias opuestas a las deseadas.
La reciente desmonetización de billetes en la India ha causado un desastre económico. Las autoridades indias parecen haber tomado de manera literal, y de forma torpe, una de las propuestas del libro de Kenneth Rogoff, The Curse of Cash, eliminar los billetes de alta denominación para combatir la economía informal y la ilegal. Ante la expansión de un ecosistema de pagos digital, con sus grandes ventajas, no parece descabellado pensar en la eliminación del efectivo.
En los últimos años, los medios de pago distintos del efectivo, principalmente tarjetas de crédito y débito, transferencias electrónicas y, en menor medida, banca móvil han presentado tasas anuales de crecimiento arriba de 7% para todo el mundo y mayores a 35% para Asia.
Las tarjetas de crédito y débito son el instrumento más usado y de mayor expansión. No obstante, también la demanda por “cash” ha continuado creciendo por doquier.
En México, las cosas no son distintas, el incremento en medios digitales ha sido sustancial. Por ejemplo, entre enero de 2010 y septiembre 2016, el valor de las transacciones en TPVs creció 173% y su volumen 186%. Pero, al mismo tiempo, el uso de efectivo ha aumentado considerablemente, arriba de 30% (el porcentaje depende de la métrica).
Sin duda, las transacciones electrónicas están sustituyendo a los cheques -cuyo uso ha venido en declive- y las tarjetas sustituyen pagos en efectivo en ciertos segmentos de la población. Aun así, dentro de América Latina, nuestro país presenta una alta proporción de pagos minoristas en efectivo, arriba de 70%.
Esto sugiere que, más que una sustitución del “cash” hay una coexistencia de varios medios de pago. ¿Por qué persiste el uso del efectivo?, ¿por qué otros instrumentos no se adoptan tan rápidamente? Seguramente, tú ya tienes una respuesta en la mente; voy a comentar varias.
La primera respuesta y la más recurrente es la presencia de la economía informal, la cual está estimada como 27% del PIB Mexicano, cuyo medio de intercambio es el efectivo. Otra razón muy referida, vinculada a la primera, es el nivel de inclusión financiera del país, la gran población no incluida o con uso y acceso limitado hace uso nulo o limitado de instrumentos como tarjetas o transacciones electrónicas. Cuántas veces no encuentras forma de pagar con tarjeta en un establecimiento o en una localidad.
Pero también hay otro conjunto de razones vinculadas a la capacidad de instrumentos digitales para funcionar como dinero. No son aún un sustituto perfecto del “cash”, son aún limitados para transacciones pequeñas, fallas en los sistemas generan riesgos, por ejemplo.
Un aspecto central es cómo se diseñan los servicios de pago digitales, en qué medida se adecúan a los hábitos y necesidades de los usuarios, cuál es la experiencia del usuario para que logre tener confianza en ese medio de pago, de modo que le resulte seguro y relevante en sus necesidades del día a día ¿Cuál ha sido tu experiencia? La sustitución del efectivo estará limitada mientras otros instrumentos no tengan la universalidad de su aceptación.
Una característica adicional es que el dinero en efectivo permite privacidad en las transacciones. En un mundo “cashless”, como en las distopías futuristas, perderíamos la privacidad en el intercambio. Eliminar el efectivo también reduce las opciones de elección para hacer transacciones. Es una visión que consecuentemente restringe la libertad individual. Además, la experiencia en la India muestra que un intento implementado de forma descuidada tiene consecuencias catastróficas para la economía. Como se suele decir: queda un largo camino por recorrer.