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Washington
El Departamento de Estado norteamericano emitió, luego del último ensayo misilístico de Corea del Norte, un comunicado que sorprendió por su brevedad y fue tomado por analistas como un cambio estratégico de la Casa Blanca frente al régimen de Kim Jong-un, a pocas horas de que Donald Trump reciba al presidente chino, Xi Jinping, cercano a la dictadura norcoreana.
El comunicado del secretario de Estado, Rex Tillerson fue muy conciso a la hora de insistir en el hartazgo de Washington con el actual statu quo frente a los ya habituales ensayos militares que elevan la tensión: “EEUU ya ha hablado suficiente sobre Corea del Norte. No tenemos nada más que añadir”.
Secretary Tillerson: The United States has spoken enough about North Korea. We have no further comment. https://t.co/ccVPjWTWdX
— Department of State (@StateDept) April 5, 2017
Sin embargo, no dio pistas sobre cómo será la postura de la Administración Trump: tomar pasos más concretos en contra del régimen de Kim o un aislacionismo más marcado.
Tillerson ya advirtió en su vista a Seúl el pasado marzo de que EEUU va a dejar atrás la llamada “paciencia estratégica” de la era Obama y que baraja otras vías. De momento, planea endurecer las sanciones financieras que ya activó la anterior Administración contra el régimen, algo que Pyongyang minimizó en la víspera y calificó de “medida desesperada”.
Potencialmente más efectivas podrían resultar las llamadas “sanciones secundarias“, una posibilidad que Washington viene insinuando y que pasaría por bloquear transferencias y activos de las numerosas empresas chinas que pese a las sanciones de la ONU aún comercian con Corea del Norte, que obtiene así fondos para armas.
“Parece que Tillerson fue breve intencionalmente para mandar una señal fuerte. Está dejando claro que, sin importar lo que haga Corea del Norte, EEUU no se comprometerá con negociaciones directas a menos que Pyongyang muestre su voluntad para el desarme”, consideró Kim Sung-han, profesor de la Universidad de Corea, en Seúl, y ex funcionario de la Cancillería.
Por su parte, Bong Youngshik, investigador universitario en Seúl, consideró que el Departamento de Estado “no necesita reaccionar cada vez que Corea del Norte hace algo”, ya que su intención parece ser la de resolver el problema a gran escala. Para lograrlo, es clave la relación que sostenga con China, que comenzará a delinearse con más claridad esta semana en la cumbre de Trump y Xi en Florida.
El provocador lanzamiento, a menos de 48 horas del inicio de la cumbre, amenaza con acentuar los desacuerdos sobre si confrontar o contener al régimen estalinista de Pyongyang.
La Casa Blanca teme que Pyongyang esté a pocos meses de juntar tecnología nuclear y de misiles de largo alcance y poner a la costa oeste de Estados Unidos a una distancia alcanzable. Por su parte, China, que por un tratado está obligado a defender a Corea del Norte, teme que una acción militar estadounidense desencadene una guerra general en la península coreana y genere millones de refugiados en la frontera.
El misil de medio alcance Pukguksong-2 lanzado este miércoles es otro de los progresos que Pyongyang viene cosechando en el terreno militar. Además, es la cuarta prueba balística que Pyongyang realiza en lo que va de año y tras la llegada de Trump a la presidencia, a lo que se suman un número récord de lanzamientos de misiles y test atómicos en 2016 con los que el régimen ha subrayado su intención de apostar por la disuasión nuclear para garantizar su supervivencia.
Con información de Infobae