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Estrenan Fenrir: el dios lobo, obra teatral sobre las decisiones y sus consecuencias

IMPULSO/ Edición Web
México
Entre la emoción y los aplausos del público se celebró la primera función de la temporada del montaje, que a través de la acción y conocidos personajes, narra la historia de dos dioses, quienes han crecido como hermanos y se ven enfrentados debido a una profecía que podría desatar el fin del mundo y de Asgard, la tierra donde moran los dioses bajo las órdenes de Odín, padre de todo.

Estrenada la noche de este lunes en el Teatro El Granero, Xavier Rojas, del Centro Cultural del Bosque, la puesta en escena Fenrir: el dios lobo, con la dramaturgia de Yafté Arias y la dirección de Andrea Cruz, internó a jóvenes y adolescentes en los escenarios y mitos de la cultura nórdica antigua, a través de la historia épica de Fenrir, hijo de Loki, y de su casi hermano Tyr, hijo de Odín.

El montaje, presentado por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y la Compañía Nacional de Teatro, en conjunto con la compañía Teatrapos, que es la primera parte de una trilogía sobre mitología nórdica, creada por el grupo de jóvenes teatreros, se apega a los arquetipos del mito original, integrando en él ficción y batallas en el escenario, capturando en todo momento la atención de los asistentes.

Con la actuación Mariana Morado, Omar Esquinca, David del Águila, Hugo Rocha y Jorge Escandón, encarnando a los populares Odín, Loki, Hela, Balder, Vidar y Hendaran, además de los enanos inmortales, Fenrir: el dios lobo, inició entre cantos vikingos y una atmósfera única, que transportó a los presentes a los nebulosos bosques escandinavos.

Con la intervención de los títeres realizados por Héctor Patiño, y la máscara de Balder, obra de la artista Carolina Pimentel, los protagonistas se confrontan entre ellos y consigo mismos, impulsados también por una serie de cambios físicos y psicológicos, propios de su edad, en el marco de la aventura épica que también trata de la madurez, la pertenencia, la toma de decisiones y sus consecuencias

Otros de los temas representados por la acción y sus personajes son la influencia paterna en la formación de la personalidad y la transición en la que el niño pasa de golpe a ser adulto, sin hacer consciente la etapa de la adolescencia, pero si padeciéndola.

El montaje, en el que la interacción fraternal y a la vez hostil entre Fenrir y Tyr, más que ser una contradicción es una realidad de la condición humana, versa también en las afirmaciones de que todo bien exige un sacrificio y de que lo que sucede es siempre consecuencia de las decisiones que tomamos, todo envuelto en un trance inducido mediante la repetición constante de cantos y sonidos percutivos, planteados por el artista sonoro Óscar Kogsni y ejecutados por los propios actores en escena.

A lo largo de la trama, esta novedosa manera de narrar un mito, que recurre a estructuras clásicas haciendo uso de una escenografía poco ostentosa, que junto con los impresionantes títeres da gran fuerza a la obra, se cuenta con elementos fantásticos y heroicos, como momentos de luchas con armas, donde la precisión del movimiento y la agilidad se vuelven también protagonistas.

Teatrapos, fue fundada en 2012 por un grupo de jóvenes dramaturgos, actores y directores profesionales, dedicada a la creación de espectáculos con títeres, objetos y música, con la apuesta principal de formar nuevos públicos para el teatro infantil y juvenil, y se ha presentado ya en la Ciudad de México, Querétaro, Oaxaca, Morelos, Quintana Roo, el Estado de México y Argentina.

Fenrir: el dios lobo, obra recomendada para jóvenes de entre 12 y 18 años de edad, ofrece temporada hasta el 6 de noviembre, los lunes y martes a las 20:00, en la en Teatro El Granero, Xavier Rojas del Centro Cultural del Bosque, ubicado en Paseo de la Reforma y Campo Marte S/N, en la colonia Chapultepec Polanco de la Ciudad de México.

Información: FAC/ CONACULTA

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