IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad de México
El minarete y la mezquita de la ciudad iraquí de Mosul han engrosado la lista de tesoros arqueológicos destruidos por la organización yihadista Estado Islámico (EI) en Siria y en Irak. El ejército iraquí atribuye la destrucción de esos dos monumentos de Mosul al EI, que lo niega y lo achaca a un bombardeo de la aviación estadounidense.
Desde que conquistó extensos territorios de Siria y de Irak, el EI arrasó varios monumentos, algunos de ellos declarados patrimonio de la humanidad de la UNESCO, porque considera las estatuas o los mausoleos como idolatría.
El EI llevó a cabo “una limpieza cultural” destruyendo algunos de los vestigios de la antigua Mesopotamia, según la ONU, o vendiendo partes de ellos en el mercado negro. En Mosul, conquistado en los primeros días de la ofensiva del EI en junio de 2014, los yihadistas saquearon tesoros preislámicos del museo local, según un vídeo difundido en febrero de 2015.
Según responsables de las antigüedades, unas 90 obras quedaron destruidas o dañadas. Los combatientes del EI, que también prendieron fuego a la biblioteca de Mosul, dinamitaron en julio de 2014 delante de la muchedumbre la tumba del profeta Jonás, también llamado Nabi Yunés.
En un vídeo difundido en abril de 2015 se ve a combatientes de este grupo destruir con bulldozers, picos y explosivos el recinto arquitectónico de Nimrud, joya del imperio asirio fundado en el siglo XIII. Las fuerzas iraquíes se reapropiaron del lugar en noviembre de 2016.
El grupo arremetió también contra Hatra, ciudad del periodo romano de más de 2 mil años de antigüedad. Las fuerzas progubernamentales iraquíes recuperaron la localidad a finales de abril.
En Palmira, una ciudad ocupada en dos ocasiones antes de que las fuerzas del régimen la reconquistaran el 2 de marzo de 2017, el grupo extremista sunita destruyó los templos más bellos y algunas torres funerarias. También vandalizó el lugar arqueológico asirio de Tell Ajaja (este) y destruyó o saqueó los de Mari, Dura, Apamea entre otros.