IMPULSO/Agencia SUN
Estado de México
Hace algunos años, los nombres de José Cardozo, Omar Blanco, Víctor Ruiz, Fabián Estay, José Manuel Abundis, Antonio Naelson y un tal Hernán Cristante, maravillaban al futbol mexicano, por su juego y por ganar título tras título.
Hoy, Cristante es el único sobreviviente, dirige a esos Diablos Rojos de mismo uniforme, pero diferente nombre, y después de pensarlo un poco afirma: “Elijo a este equipo, siempre, por encima de aquel”.
Así de sencillo, y la razón es simple: “Aquel ya fue, ya pasó. Ya no lo podemos regresar, eso es historia. Quiero que éste haga la suya”.
Aquel equipo, armado por Enrique Meza y que después dirigieron gente como Ricardo La Volpe, Américo Gallego y José Manuel de la Torre, ganó siete títulos, pero este “tiene otra esencia. No es por hacer comparaciones, pero estos chicos son especiales. Aquel equipo con Pepe [Cardozo] dejó un legado. Ojalá éste pudiera hacer lo mismo. Seguimos sus pasos, no en cuestión de juego ni comparar, sino en defender los colores a muerte”.
El camino de Cristante no ha sido sencillo. No había llegado al gran partido, no ganó nada en el torneo del centenario; hace seis meses, muchos lo veían fuera de la institución.
“Sé que en ese tiempo, Francisco [Suinaga, presidente del club] y alguien más votó porque nos quedáramos, y los que no, eran los que no sabían mucho de lo que se vivía en este grupo. Hoy, todos estamos felices, todos apoyan. Las críticas quedaron atrás; no es que las escuchara, pero siempre rondan. Hoy nadie sufre”, presume.