A nuestro país le urge reducir la brecha educativa para frenar fenómenos como la pobreza, desigualdad, marginación y violencia. A todos nos queda claro que la educación es la principal palanca del desarrollo y para acceder a una mejor calidad de vida, pero ésta debe ser de excelencia y no producto de la improvisación o simulación. El 30 de agosto iniciaremos un nuevo ciclo escolar y dada la controversia por las clases presenciales, la asistencia en las aulas será voluntaria y eso exige la implementación del Modelo Híbrido, que es una forma de enseñanza que combina estrategias, herramientas y recursos didácticos de la modalidad presencial y a distancia.
La aplicación del Modelo Híbrido no es una tarea menor, implica toda una transformación de nuestra cultura escolar, no solo modificar la práctica docente, sino un cambio de actitud en la familia, en la sociedad y alumnos más autónomos. Exige un enfoque basado más en los resultados que en la acumulación de actividades.
Con planes y programas de estudio desfasados, sin capacitación docente, sin el desarrollo de habilidades digitales, sin los dispositivos electrónicos adecuados y con un alto porcentaje de la población sin internet eficiente, en realidad ¿estamos listos para la implementación del Modelo Híbrido?
Se escucha bien, pero hay varios desafíos. No se trata de la simple suma de clases presenciales y clases a distancia, implica algo más complejo porque se debe lograr la integración para conseguir un proceso de aprendizaje eficiente en el que no haya simulación, ni mucho menos el “compromiso” de pasar al alumno solo por pasarlo, porque nadie debe reprobar o ponerle diez a quien entregó todo, sin tener la garantía si aprendió o no.
Dicho modelo, precisa de la combinación del ambiente presencial y el ambiente en línea o a distancia, en el cual se privilegie la reflexión y el logro de los aprendizajes que serán útiles para la vida, más no la saturación de contenidos. En eso deben estar capacitando y actualizando a nuestros maestros, para dotarlos de las herramientas que les permitan desarrollar competencias docentes que exigen los tiempos actuales.
A menos de un mes del nuevo inicio del ciclo escolar, tal capacitación no ha ocurrido. Ni en el sistema federalizado ni estatal se les ha preparado para enfrentar el Modelo Híbrido, muchos no cuentan con las habilidades digitales, porque la educación a distancia no se reduce solo al uso de plataformas como meet, zoom o classroom. Es decir, no se trata de utilizar tecnología para mandar información, sino para generar procesos de aprendizaje o generar conocimiento.
El año de pandemia puso en evidencia muchas deficiencias de nuestro sistema educativo y fue más fácil privilegiar la acumulación de tareas, como ocurrió con el Aprende en Casa, que generó fastidió en los niños y adolescentes, pero no buenos resultados. A eso se suma que muchos profesores se olvidaron o no supieron ser guías y se conformaron con ser receptores de tareas, porque pocos fueron los que realmente hacían una retroalimentación.
El desafío es desarrollar todo un sistema de gestión de aprendizaje, en el que el maestro se organice para navegar fácilmente entre la modalidad presencial y en línea, con secuencias didácticas que resulten atractivas y consigan el alumno se apropie del conocimiento. Para ello, obvio que requiere un dispositivo electrónico funcional, buena señal de internet, pero lo más importante saber generar toda una cultura de aprendizaje autónomo para que el alumno se acostumbre a aprender por sí mismo y encontrar eco en casa para que esto sea posible.