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Esperan fecha de ejecución 8 mexicanos

IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
En la prisión de Polunsky Unit, en Texas, Estados Unidos, hay 233 reos en espera de que las autoridades estadounidenses determinen su fecha de ejecución. De éstos, ocho son de nacionalidad mexicana e ingresaron entre 1980 y 2011, de acuerdo con los registros del Departamento de Justicia Criminal de ese estado.
Los delitos por los que fueron sentenciados son, principalmente, violación y homicidio. Este último, por lo general por motivos de venganza o rivalidad entre pandillas. La mayoría de los connacionales sentenciados provienen de estados del norte y centro del país como Guanajuato, Zacatecas, Chihuahua y San Luis Potosí. En seis de los ocho casos, tienen un grado académico medio, es decir, entre nueve y 11 años de estudio. En México esto representa un nivel de educación entre secundaria y preparatoria.
La mayoría tenía entre 26 y 28 años cuando cometieron los crímenes, de acuerdo con los registros oficiales. El mexicano más joven en ser procesado fue Félix Rocha, quien tenía 18 años cuando asesinó a un guardia de seguridad de un complejo de departamentos en Houston. De 1976 a enero de 2016 se tiene el registro de mil 429 ejecuciones en Estados Unidos. Dos de cada cinco, es decir, 534, ocurrieron en Texas, según datos del Centro de Información de Pena Capital (Death Penalty Information Center). El Paso, Hidalgo y Harris son los condados en donde la mayoría de los mexicanos cometieron los crímenes.
El caso más reciente de un mexicano sentenciado en Texas es el de Areli Carbajal Escobar, de 38 años. Carbajal ingresó a prisión en mayo de 2011 por abusar sexualmente de una mujer de 17 años a quien además apuñaló. Este es uno de los ataques más violentos de los criminales en la lista de espera para recibir la inyección letal.
Otro es el asesinato cometido por Ramiro Ibarra, de 32 años, originario de Zacatecas. Pasó una década para que la justicia pudiera capturarlo. En 1997 violó y asesinó a una mujer de 16 años. El informe detalla que Ibarra estranguló con un cable de corriente eléctrica a su víctima. El tener una celda en el” death row” de la cárcel de Texas es una señal casi segura de una ejecución, pero el tiempo que puede pasar entre la detención y la pena de muerte varía, dependiendo de los casos. César Fierro, mexicano, lleva más de 30 años esperando que lo ejecuten. Fue procesado en 1980 acusado de asesinar de un disparo al taxista Nicolás Castañón, en el condado de El Paso, Texas, y hasta el momento no sabe cuándo recibirá la inyección letal. Recluido en este mismo corredor, Robert Moreno ingresó en junio de 1993 acusado de matar a su esposa y sus dos hijos. Los cuerpos de las víctimas se encontraron enterrados en su domicilio. Después de 24 años, sigue a la expectativa de cuándo se cumplirá el plazo de su sentencia.

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