Diciembre 24, 2024
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¿Es bueno recortar impuestos?

IMPULSO/ Rogelio Ramírez De La O
Columnista
La versión dominante entre economistas es que recortar impuestos causa un aumento del déficit fiscal. No les falta razón del todo, especialmente por varias experiencias en las últimas décadas. Pero hay otras donde los menores impuestos sí ayudaron a frenar la caída de la actividad.
Una experiencia que domina entre economistas es la de Estados Unidos bajo los presidentes Reagan y Bush. La reducción de tasas en la presidencia de Reagan inició en 1981, cuando la recesión ya había comenzado en 1980. De ahí que fue difícil juzgar si la caída de la recaudación de 19.8% del PIB a 18.1% entre 1981 y 1984 fue totalmente explicada por esa reducción de tasas o en qué medida también lo fue por la recesión de 1982. Ésta fue una de las peores recesiones en la historia estadounidense.
Lo cierto es que el crecimiento económico se aceleró después de 1982, promediando 5.2% real anual. Haciendo a un lado la recesión de ese año, fue claro que la reducción de impuestos tuvo su principal efecto después de uno o dos años y que sí ayudó a la economía.
Otra falla atribuida a esta reducción de impuestos es que el déficit fiscal aumentó de 3.2% del PIB en 1981 a 5.7% en 1984. Este aumento, sin embargo, fue en gran parte provocado por el mayor gasto militar, pues Reagan estaba en una carrera militar con la Unión Soviética. La menor recaudación de impuestos no explica el aumento de este déficit y en retrospectiva fue menor, comparada con el alto crecimiento de la economía entre 1983 y 1988. La reducción de impuestos de George Bush, en 2003, recibe aún mayores críticas y aquí es más difícil encontrar argumentos a favor.
En primer lugar, la reducción fue a partir de tasas, mucho menores que las que había antes del recorte de Reagan. En segundo, la reducción fue cuando ya había pasado la recesión iniciada en 2000. Aun así, la recaudación aumentó mucho entre 2004 y 2006, como también lo hizo la economía.
La peor crítica es por el aumento del déficit fiscal, pero este fue causado sobre todo por las guerras en Afganistán e Irak. De nuevo, combinar menores impuestos con alto gasto militar confunde los efectos de menos gravámenes sobre la economía.
La administración del presidente Trump está siendo juzgada también con un juicio convencional por el aumento del déficit. Es, sin embargo, muy pronto aún para concluir que fue negativa, pues apenas entró en vigor en 2018. Un impacto positivo, sin embargo, es que la sola expectativa reanimó el clima de negocios y el gasto de inversión, desde 2017.
Pero también es claro que el déficit fiscal estaría aumentando de 2.6% del PIB en 2017 a cerca de 4% en 2018. Otras críticas son que el gasto de capital de las empresas no aumentó tanto como bajó su carga fiscal y que la deuda corporativa no financiera siguió aumentando. En ocasiones las empresas usaron deuda para recomprar sus propias acciones en el mercado
Sin embargo, la alta deuda corporativa no financiera es un fenómeno global, y su aumento de 1% del PIB para llegar a 73% del PIB en Estados Unidos, fue mucho menor que en China (163% del PIB), Turquía (69%), Vietnam (114%), Bélgica 163%) y Francia (134%), entre otros.
Y usar deuda para comprar acciones, es lógico cuando las tasas de interés son demasiado bajas comparadas con tasas de utilidad esperadas de las empresas. Los juicios simples sobre políticas económicas nunca son útiles. A esto se refirió Karl Popper con su frase “el pequeño conocimiento es peligroso”.