IMPULSO/ Luis Ángel Sánchez R.
Un chiste de políticos…
Ahí vá un chiste de políticos, muy “ad-oc”, a la estrepitosa y reciente caída y subida del candelero del poder de unos y otros.
Estaba un político “encumbrado” –en ese momento Diputado-, leyendo el periódico pero…en busca de trabajo o de alguna oportunidad para invertir u algo que le permitiera tener algún ingreso, ya que si bien había logrado su arribo a la Curul, su bancada era no solo minoría en el Congreso, sino de las fracciones más golpeadas por el vertiginoso “giro”, que la “suerte” había dado, en pocas palabras, en menos de lo que se dieron cuenta habían pasado de ser los “parientes ricos del poder a… los pobres…y viceversa, y además, su sueldo como diputado debía entregarlo casi íntegro para pagar precisamente las cuotas del poder, esto es, a sus padrinos políticos, al partido, a…”x”, y, como la mayoría de los políticos, no sabía hacer nada más que…”política”.
En fin, en eso estaba el político, buscando chamba, cuando le saltó a la vista un anuncio que decía “ZOOLÓGICO DE ZACANGO SOLICITA AYUDANTE EN GENERAL”. Ni tardo ni perezoso acudió, pues prometía no ser muy difícil y sí generarle algún ingreso para aguantar la situación. “El trabajo consiste en vestirse de orangután, porque el que teníamos se murió y no podemos justificar por el momento la compra de otro…sólo tiene que estar en su jaula y hacer…como si fuera un orangután…”.
Aceptó y como buen político tanto se empeñó que el ahora “orangután”, se convirtió en la atracción principal del zoológico de Zacango…”El único chango que hace un show cómico, mágico y musical”…decía su anuncio.
En una de esas, el orangután-político estaba balanceándose en el columpio de su jaula que ya contaba con un escenario para él solo, y se emocionó tanto bailando y haciendo piruetas, que sin darse cuenta calló de bruces en el centro de la aula de los leones que inmediatamente se le quedaron viendo…
Nuestro personaje no aguantó y sufrió un ataque de pánico y empezó a gritar: “¡Sáquenme de aquí, yo no soy un orangután, soy un político…soy Diputado, ayúdenme, estoy dispuesto a decir lo que quieran, a declarar contra quien me digan, pero sáquenme de aquí, no quiero que me vayan a comer los leones…por favor, me arrepiento de todos los actos de corrupción que he hecho a lo largo de mi vida política y los que he permitido, me disculpo con toda la gente que he defraudado de aluna manera, pero por favor…auxilio…!…”.
De pronto, el león más grande se acercó al aterrorizado político y le dijo:…”cállate baboso, que nos corren a todos…”. [email protected]