IMPULSO/Luis Ángel Sánchez R.
Artículo
Algo sobre el nuevo sindicalismo mexicano en suelo mexiquense.
Del discurso de toma de protesta de don Jorge Neyra Sosa –para quien vaya un Saludo Fraterno-, quien desde el domingo pasado es ya el dirigente del Comité Ejecutivo Estatal mexiquense de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), llama obligadamente la atención que hayan asistido empresarios e industriales tanto mexiquenses como nacionales, porque para quienes somos parte del ámbito jurídico, ya como estudiosos ya como practicantes o autoridades, la importancia de armonizar plena y eficientemente la relación entre trabajadores y patrones no solo es importante, obligada, imperiosa…el verdadero ideal a cristalizar tanto del derecho laboral como del sindicalismo…su causa, cauce y fin.
Y es que si se ve con objetividad, el derecho laboral y la lucha sindical, histórica y hasta tradicionalmente se ha asociado y hasta desarrollado como parte de una lucha de clases sociales, algo así como “la defensa de los pobres ante los abusos de los ricos”, y aunque sin duda que ha habido –hay- mucho de justo en ello, estudiosos clásicos y de renombre del derecho laboral coinciden en la necesidad de evolucionar de esa concepción “enconada”- de conflicto-, para arribar a la armonización en la relación entre el trabajador y el patrón, y no solo porque ambos resultan por obligada razón simbióticos, esto es, sin uno no existe el otro y al “juntarse”, crecen o decrecen…qué es una empresa o industria sin mano de obra eficiente o bien, mano de obra eficiente sin capital o producto para producir y generar riqueza…nada productivo, sólo elementos aislados que al estar ociosos, en vez de generar algo bueno hacen lo contrario, eso es claro y no debiera ser tema de discusión. No obstante, es sabido y sufrido que los “detalles” de esa relación, tanto jurídicos como políticos –a veces más políticos que jurídicos-, son los que la complican y hasta obstaculizan en su armonización.
En ese sentido, abonando a la idea planteada –insisto-, personajes de la teoría del Derecho Laboral, como los Maestros Néstor de Buen y Mario de la Cueva, sólo por mencionar a algunos, coinciden esencialmente en la necesidad de superar, subrayo, esa lucha de clases que tanto ha animado a la lucha sindical desde sus principales orígenes tanto antiguos como de la vida “moderna” europea –inglesa, principalmente-, de la primera mitad del 1800, junto con la Revolución Industrial, hasta nuestros principales eventos mexicanos en ese ámbito de la historia, recordando respetuosamente a nuestros compatriotas de Río Blanco y Cananea, vaya, cada cultura con lo suyo, pero todas coincidiendo en algo, la mano de obra, el trabajador y el contratante, dueño del capital, logran más, mucho más juntos y en armonía que separados y en conflicto.
Quepa citar un rumor urbano de gran significación para el tema, consistente en que en la Inglaterra de la década de los 60-70´s, el gobierno contrató al grupo de rock pop “The Beatles”, para componer e interpretar aquella canción titulada “No podemos dejar de trabajar”, y con ello enfrentar –y solucionar- una serie de conflictos en el ámbito sindical-obrero. Claro está que la canción no solucionó nada por sí misma, pero sin duda incidió contundentemente para ello, según lo registra la historia…representando por sí mismo si no el mejor indudablemente uno de los mejores ejemplos de la importancia de esta armonización de las relaciones sindicales-obreras con empresarios e industriales…no cree usted, amable lector?