IMPULSO/ Luis Ángel Sánchez R.
Hay que descuartizar a la violencia de género
De visionarios resulta considerar de suma importancia el tema de la violencia contra las mujeres, tanto como de visionudos creer que tal problemática tan compleja sólo depende de ello, esto es: de la afectación física a las mujeres, en tanto que los problemas de los hombres, por mucho, también son los problemas de las mujeres y viceversa, es más, son problemas humanos.
Lo anterior, que suena más a una frase de esas que sólo apantallan a los “apantallables”, es en resumen lo que plantea, tal y como la gran mayoría de sus colegas, el sociólogo mexicano, egresado y profesor emérito de la UNAM, Santiago Gutiérrez, en un libro de su autoría que publicó en la década de los ochentas, titulado “Sociología del mexicano”.
En tal ensayo científico, Gutiérrez subraya la importancia que en la conducta del ser humano juegan el bagaje y entorno cultural, la alimentación e incluso la genética, que transmite no sólo características específicas –fisiológicas y de comportamiento- de padres a hijos, sino incluso costumbres y “atavismos” culturales, entre los que resulta obligado mencionar el concepto de la violencia, pero no sólo contra la mujer sino la violencia como forma de vida e incluso como eje conductor de la vida de la gran mayoría de las persona, de hombres a mujeres y también de mujeres hacia hombres; lo cual no sólo podría, debería ser tomado en consideración al analizar el complejo tema de la violencia de género, es decir -o como se entiende vulgarmente-, la de los hombres contra las mujeres.
Lo anterior, tema nodal y extemporáneo para todo colectivo humano, salta poderosamente a la vista a partir de la conmemoración oficial del “Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la mujer”; donde surgió como eje principal el siguiente planteamiento: “Es necesario hacer un replanteamiento preciso –enfatizó la Presidenta de la Comisión legislativa mexiquense para la Igualdad de Género- de las estrategias que deben aplicarse para lograr la eliminación de la violencia de género”.
De hecho, llama poderosa y hasta obligadamente la atención la gran importancia que reviste al conocimiento científico por su efectiva utilidad para este tema en específico, a partir de que las autoridades, municipales, estatales y nacionales no han planteado más que buenas intenciones y frases de esas que “impactan a quienes son fáciles de impactar”.
Dicho sea con todo respeto, el tema si bien corresponde a las autoridades, debería estar nutrido en su análisis por personas que conocieran precisamente del tema, más allá de interese políticos, puesto que si bien entusiasma la idea de “descuartizar a la violencia”, es de reconocer que la violencia sólo genera eso: violencia.
