IMPULSO/ Luis Ángel Sánchez
Lo que impresiona de estas elecciones
Bien podría resultar DE VISIONARIOS, calificar las actuales campañas políticas a punto de concluir, como un verdadero logro de la democracia; pero también así, DE VISIONUDOS sería dejar de reconocer que el costo de la democracia está resultando muy alto para la sociedad mexicana.
La presencia de deportistas, payasos, artistas y personajes en general, producto de nuestra cultura popular, ahora como candidatos a ocupar una curul en el Congreso de nuestra nación y en cualquier escaño de poder de los tres ámbitos de gobierno, sin duda que es un gran logro para el concepto de la libertad ciudadana, incluso, bien podría y debería considerarse como el resultado de doscientos años de un muy arduo y costoso trabajo en México por lograr la efectiva emancipación ciudadana, porque al final de cuentas la democracia eso es: “el poder del pueblo, la decisión de los ciudadanos plenamente expresada a través de sus representantes elegidos libre, consciente y responsablemente”.
No obstante, es de reconocer obligadamente que el nivel de discurso de los candidatos y de los líderes de los partidos políticos -vá sin empacho-, de los personajes de la política mexicana de nuestros días, evidentemente aún no logra -quiere- salir de ese populismo puro que solo ha generado en nuestra cultura política puro populismo, de ese que corroe la madurez de ideas en un colectivo humano como el nuestro, tan necesitado ahora más que nunca no de ´ideotas´ de momento o geniales ocurrencias, sino de ideales porque, en apretada conclusión, la realidad de una sociedad se entiende a partir de sus valores y principios, de los ideales del colectivo mismo, no por las ideas de un grupo.
Un ejemplo claro de la mediocridad en el nivel de discurso de los actuales personajes que aspiran a representar a la ciudadanía ante la máxima tribuna del nuestro país, que es el Congreso de la Unión, está en que las principales propuestas de campaña van en el sentido de la gestoría “para un mejor nivel de vida para los electores”, en tanto que los representantes populares ante el sistema parlamentario, por ejemplo, tienen como principal y obligada actividad la de legislar, para la constante mejora del sistema de gobierno y con ello, queda claro, el beneficio popular, pero no a partir de que un diputado genere empleo o una “casa digna”; en pocas palabras, el costo de una diputación debería estar basada en las mejores ideas e ideales, no en la mejor gestoría, porque para eso existe toda una estructura de gobierno.
Sin embargo y no obstante, bien vale reconocer la muy probable veracidad de la afirmación en que han coincidido varios pensadores mexicanos en torno a la ontología mexicana: ´México es una nación aún joven, no obstante su muy añeja y compleja historia´; puesto que en muchos sentidos se puede afirmar que la sociedad mexicana esta viviendo actualmente algo así como su adolescencia en lo social, con los costos que ello conlleva, y para entenderlo, bastaría recordar la adolescencia propia que, según la sociología no dista mucho de la de una sociedad.
