IMPULSO/ Eliseo Lugo Plata
La fiesta de la Candelaria
ORIENTE: Muchas veces, celebramos algunas festividades o tradiciones pero desconocemos el porqué lo hacemos, tal es el caso del Día de la Candelaria con la tradición de saborear los ricos tamales.
Lo cierto es que ninguna de las dos cosas tiene relación entre sí desde un punto de vista de origen, sin embargo, en el camino, se montó una sobre la otra, donde también entra en juego el sincretismo.
Dentro de esta celebración está la de vestir al niño Jesús, partir una rosca de reyes y al que le toca el niño, que se supone es el padrino, le toca el pago de los tamales, pero hasta eso tiene una razón de ser dentro del sincretismo.
El origen lo encontramos en el Evangelio de Lucas, quien cuenta que, a los 40 días del nacimiento de Jesús, el niño tendría que llevarse al templo, como lo hacían con todos los niños, junto con ofrendas como un cordero, flores, palomas o tórtolas, que les presentaban a los sacerdotes.
OCCIDENTE: Al llegar al templo, sigue diciendo Lucas, se encontraron con el anciano y sabio Simeón, quien lo tomó en sus brazos y lo bendijo diciendo “él será la luz que alumbre a los gentiles y quien será la gloria de Israel”.
Aquel día, final de la cuarentena, derivado de la luz que representa lo que Simeón dijo a Jesús, se comenzó a celebrar el día de las candelas o las velas.
Con el tiempo, principalmente en la cristiandad, en el Día de Reyes, seis de enero, la tradición viene de las saturnales romanas, es decir, una fiesta pagana en honor a Saturno, en la que comían unas tortas redondas, esto lo hacían paganos y esclavos.
Con el tiempo, esta tradición la tomaron los cristianos, según se cuenta, en el año 1361 en el reino de Navarra, España, donde al niño que encontraba el haba en el pan o roscón se lo designaba Rey del Faba, posteriormente, se colocaban niños en la rosa y el que lo obtenía sería el padrino del niño, después de vestirlo, lo llevaba al tempo.
SEPTENTRIÓN: En México, esta tradición es parte del sincretismo. Como se sabe, en el mundo prehispánico Náhuatl, los antiguos celebraban el primer día del año azteca en honor de Quetzatcóatl, Tláloc y Chalchiuhtlicue, en cuyas ofrendas siempre estuvieron presentes los tamales, entre otras cosas.
A la llegada de los españoles, los frailes franciscanos montaron la tradición de ofrecer una comida el Día de la Candelaria por parte del padrino del niño; en México, se ofrecían tamales.
El concepto se fue modernizando hasta llegar a las roscas actuales y colocarles no uno sino hasta 20 muñecos, y el que lo saca paga los tamales y el atole.
MEDIODÍA: Hoy en día, la tradición de vestir al niño y llevarlo al templo sigue estando viva, pero está separada de la rosca de reyes. Pareciese que el vestir y llevar al niño a la iglesia sigue siendo una tradición religiosa, mientras que la de la partida de rosa y pago de los tamales parece una fiesta pagana, en la que, además de los tamales, suele haber alcohol.