IMPULSO/Eliseo Lugo Plata
Un gabinete de risa
ORIENTE: Una propuesta de gabinete muy ridícula, es la que anda circulando en las redes sociales, con relación al equipo que habrá de conjuntar Alfredo del Mazo, virtual ganador de las elecciones de junio pasado.
De esa larga lista de funcionarios públicos, se antoja que sean dos los únicos personajes que pudieran ser parte del gabinete de Alfredo del mazo: Ernesto Nemer y Enrique Jacob Rocha.
Muy lejos están de participar Emilio Chuayffet Chemor y César Camacho Quiroz, el primero por los problemas personales que tuvo con don Alfredo del mazo González en aquella diputación federal donde el libanés fue coordinador del grupo parlamentario del PRI.
Y el segundo, por varias razones. Primero, porque tiene que terminar la encomienda que el presidente Enrique peña le ha dado en el Congreso federal; segundo, porque ser miembro de un gabinete estatal ya le queda corto y tercero, porque lo que más le interesa es la participación de su hijo en la política mexiquense, y es al que habrá de empujar.
OCCIDENTE: En los últimos días se hablaba de la incorporación de Gerardo Ruiz Esparza, por los lazos que le unen con la familia Del Mazo, sin embargo, esto también se torna muy difícil y casi imposible diría yo; en primer lugar, porque ya hay un trecho generacional muy grande entre el todavía secretario de Comunicaciones y Alfredo del Mazo maza.
Segundo, porque en los últimos meses, Gerardo Ruiz Esparza ha sido el villano de la política, con los errores cometidos en la construcción de la autopista La Marquesa-Lerma, y el famoso Paso exprés, mejor conocido como el Paso de la Muerte.
En ambas obras, solo por citar algunas, existen pérdidas millonarias en lo material y pérdidas irreparables en lo moral, cuya culpa apunta directamente al secretario de gobernación, responsable de contratar a los delegados de la SCT y quienes, al licitar la obra, se van por dar el contrato a sus amigos, con el concebido entre del diez al vente por ciento.
SEPTENTRIÓN: Cuando Gerardo Ruiz Esparza fue subsecretario de Gobierno de 1981 a 1988, dejó un pésimo sabor de boca, primero porque en todo el sexenio bloqueó y minimizó al secretario general de Gobierno, Leopoldo Velasco Mercado y segundo, porque ejerció un poder político que usó en forma negativa como cazador de brujas.
Puso a su antojo a delegados y comandantes de seguridad Pública, y los quitó cuando creyó conveniente, siempre con ganancias de por medio, además de controlar en forma directa la Policía Bancaria e Industrial, conocida hoy como CUSAEM.
MEDIODÍA: Tuvo a su cargo al grupo de espionaje que le informaba de todos los movimientos políticos al interior del gobierno, y tomaba decisiones en contra de quienes no estaban de acuerdo con su política, no con la del gobernador.
Sabiendo lo jugoso que es la policía, pretendió ser el Comisionado de Seguridad Pública en el sexenio de Enrique peña, pero este lo invitó como Secretario de Comunicaciones, cargo nada despreciable, desde el punto de vista económico.