IMPULSO/ Eliseo Lugo Plata
Portarse bien en el estadio
ORIENTE: Desde su creación, habíamos pensado que las Comisiones de Derechos Humanos servían para dos cosas, para nada y para lo mismo, hoy, estamos seguros de que si tienen una función muy específica: defender delincuentes y dar lata por cualquier estupidez.
Hoy, hacer uso del sarcasmo, expresiones no agradables para quienes las reciben, o simplemente negarle a alguien una venta o entrada a cierto lugar ya es motivo de elevar una protesta porque se están agrediendo los Derechos Humanos.
Cuando se trata de cualquier “pendejada” o empujar a un delincuente peligroso, las Comisiones de Derechos Humanos levantan la voz, pero cuando se trata de defender un verdadero derecho, guardan silencio.
Ante el debate que se está dando sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo, la Comisión de derechos Humanos del Estado de México, sólo por dar un ejemplo, no ha emitido un solo posicionamiento ni ha ido en defensa de la libertad que tienen estas personas.
Y tal vez no sea la institución la que no quiera elevar la voz, sino quienes la dirigen, que, en honor a la verdad, no deberían estar en ese lugar.
OCCIDENTE: Y a propósito de faltas a los Derechos Humanos, la Universidad Autónoma del Estado de México, a través de sus redes sociales, está haciendo un llamado a los seguidores del equipo de futbol Potros para que, en el estadio, a la hora del juego, eviten expresiones que puedan ofender a los jugadores o a cualquier persona.
En especial, se hace el llamado para que, como es costumbre en los estadios, no amedrenten o metan miedo a los porteros cada que despejan o están en una jugada dentro del área.
En este caso, se entiende que así lo pretenda hacer el rector Jorge Olvera García por tratarse de la imagen de una institución tan prestigiosa como la máxima casa de estudios mexiquense. Esas expresiones, señala la autoridad universitaria, no son compatibles con los principios y valores que los propios universitarios defienden: el respeto a la diversidad y a la pluralidad.
SEPTENTRIÓN: Es entendible que así lo pretenda hacer la UAEM por su propia naturaleza, pero los seguidores del Toluca esperan que la medida no vaya para ellos, dado que, socialmente hablando, muchos aficionados van al futbol a desfogarse, a desahogarse de la crisis política, económica y social que se está viviendo.
No podría imaginar que la porra con la que saludan a los de Televisa vaya a cambiar, ni las mentadas que le dan a los árbitros o a algún jugador contrario cuando “faulea” a uno de casa. Un estadio, para un aficionado, es una olla de presión donde los aficionados sacan todo lo que no pueden hacer en casa o en su trabajo.
MEDIODÍA: Claro, hay personas que no van a los estadios porque no les gusta el futbol u otros deportes, pero igualmente se desahogan en las redes sociales, sobre todo contra las autoridades, a las que personalmente no se atreven a insultar.
Hoy, por ejemplo, el deporte favorito de los mexicanos es el de “pegarle al Presidente”.
