IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad De México
Es Ricardo Ferretti, el del bigote, el enojón, el terco, el de la gorra blanca con el escudo de la Selección Mexicana. El “Tuca”. Durante el primer entrenamiento de su segunda etapa como entrenador interino del Tricolor, el brasileño no manotea o regaña a alguien.
Ferretti bromea con un puñado de convocados. Desde Hirving Lozano, Elías Hernández y hasta Diego Lainez se ríen de las anécdotas del estratega, vestido con el uniforme del combinado nacional. Antes de la charla, el “Tuca” se animó a jugar con el balón, durante el calentamiento.
Es la hora de su presentación oficial como interino. El brasileño ya se sabe la rutina. Tiene casi tres décadas en diversos banquillos del balompié mexicano. Las conferencias no son su parte favorita de su trabajo, pero sabe dirigirse a los miedos.
Para que Ferretti, a sus 64 años de edad, no se traslade hasta la sala de prensa caminando, se prepara un carrito, pero éste no funcionó, por lo que el timonel tuvo que hacer cardio. Apapachos con Guillermo Cantú, secretario general de la FMF, bromas, promesas y hasta una indirecta para Miguel Herrera.
El “Tuca” dice que se le puede criticar y sabe que lo van a criticar bastante durante su paso fugaz en el cargo más caliente del futbol, pero “nunca golpearé a alguien. En 28 años [como entrenador] he sabido vivir con las críticas. Yo sé quiénes, cómo y por qué [critican]. Pero si voy a protestar cada una, me volveré loco”.
Terminan los 30 minutos de preguntas. Ricardo y Guillermo es enfundan en un fuerte abrazo. Ferretti enciende un cigarro, de los pequeños vicios del estratega tricolor, para preparar el camino de regreso a la concentración y seguir la charla con los futbolistas.
El “Tuca” es feliz y sin cobrar. Presentarse en una Copa del Mundo como entrenador no le mueve mucho, dice. La Federación Mexicana lo consentirá y lo seducirá para que se quede con el cargo. A Cantú no le urge buscar otro candidato.