IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad De México
Enrique Bátiz asegura que el episodio de acoso sexual que vivió a principios del año ya está en un término secundario, pero impactó tremendamente su estado de salud, pues el Parkinson que padecía pasó a una enfermedad llamada “coreotetosis”, que es mortal.
“El episodio que todos conocen ha pasado a segundo término. Se respeta mucho la voluntad de ella y la voluntad mía, ella así lo quiso cerrar, y yo acepté y eso es algo inusitado. Creo que es muy bello de parte de ella. Aunque me han criticado de que debía yo haber luchado; no, cuando te ofrecen la paz hay que tomarla”.
La noche de este domingo Enrique Bátiz regresó al escenario como director huésped de la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (Ojuem) de la UNAM, con un concierto en el que recibió grandes muestras de afecto y reconocimiento a su trayectoria, y donde él con voz quebrada por la emoción señaló: “Quiero agradecer a todos” desde el atril, y con paso lento abandonó el escenario.
Enrique Bátiz dirigió la “Sinfonía no. 41 en do mayor, K551, Jupiter” de Mozart y “Sinfonía no. 8 en Sol mayor, op. 88” de Dvorác, ante un auditorio que se dio cita en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM, donde recibió un largo aplauso, bravos y hasta un grito de “Te queremos Bátiz” al que él agradeció con las manos puestas sobre el corazón y despidiéndose con los brazos en alto.
El regreso de Bátiz, aunque delicado en su estado de salud, es con gran ánimo. Hace casi cuatro meses comenzó a dirigir la Orquesta Sinfónica de Chimalhuacán Independencia, impulsada por ese municipio mexiquense que dice es de “músicos marginados, igual que yo, que soy un marginado”.
Con esa agrupación prepara las nueve sinfonías de Beethoven completas, que presentará en cinco conciertos, entre noviembre y diciembre, en la Sala Neza.