IMPULSO/Redacción/Toluca
El Árbol de las Manitas que desde hace más de 250 años da identidad al municipio de Toluca, se alberga en una casa particular de la colonia Lomas Altas; es el primero de su tipo en ser clasificado por botánicos, pertenece a la familia de las esterculiáceas y en 1803 Aimé Bonpland, acompañante de Alexander Von Humboldt en su visita a la ciudad, le dio nombre y clasificación científica a esta especie.
Es un frondoso ejemplar de más de 12 metros de altura, cuyo follaje ha tenido que ser apuntalado con vigas, pues sus viejas ramas ya no soportan su peso y que no ha podido ser reproducido en condiciones de laboratorio ni de manera natural.
Cuentan las crónicas que en 1802 Alexander Von Humboldt lo llamó una de las tres maravillas del Estado de México, con los “ojos de ave” de Tenango del Valle y la raya que se forma en el ojo de agua cristalina en el municipio de Almoloya de Juárez.
Es un árbol grande que da flores con forma de mano, de ahí el nombre, de color escarlata por dentro y amarrillo con rojo por fuera, un fruto duro y leñoso. Florece al comenzar el invierno y tiene follaje todo el año.
La etnia náhuatl llamó a este árbol “macpal–xochitl-cuauhuitl”, que significa “árbol con flor como la palma de las manos”.
Posiblemente también lo hayan conocido como “ezmaitl” o “mano sangrante”, ya que las flores carecen de corola, el cáliz está constituido por cinco piezas rojas y los estambres están unidos en una columna e inclinados hacia afuera, lo que da la apariencia de una mano. También existen ejemplares de este árbol en Chiapas, Oaxaca y Guatemala.
En la medicina tradicional se le conceden cualidades curativas, especialmente en padecimientos del corazón, la presión, nervios, y usualmente lo toman las personas de edad avanzada.