IMPULSO/ Agencia SUN
Monterrey
Activistas del Congreso Nacional Ciudadano (CNC) impidieron por segundo día consecutivo la entrada y salida de vehículos a las terminales de almacenamiento y distribución de Petróleos Mexicanos (Pemex) en Cadereyta y Santa Catarina.En esta última se retiraron sólo cuando policías federales amagaron con detener al dirigente del CNC, Gilberto Lozano, y a otros manifestantes.
Lozano informó que, con excepción de Chiapas, fueron bloqueados 37 centros de distribución de Pemex en el resto del país como parte de una jornada nacional contra el gasolinazo “que va más allá de la marcha y la protesta”.
Expresó que el aumento a los combustibles “fue la gota que derramó el vaso y el principio del fin del gobierno mafioso, corrupto e inepto que está acabando con el país”. Agregó que más allá de la defensa de tres o cuatro pesos adicionales que se cargan en cada litro de gasolina o diesel, se trata de que los mexicanos controlemos el futuro de la tierra de nuestros hijos”.
Gilberto Lozano pidió al gobernador del estado, Jaime Rodríguez Calderón, que se ponga en huelga de hambre, “que mucha falta le hace,” y que apoye a la gente para que se dé marcha atrás al aumento a las gasolinas.
El dirigente del CNC insistió que el objetivo del boicot a las terminales de distribución de Pemex es ahorcar al gobierno federal que “está viviendo de los 14 pesos que le quedan en cada litro de gasolina y el diesel vendido, ya cubriendo el costo de extracción”.
El líder del movimiento expresó que el que empresas extranjeras reciban dinero por refinar el crudo constituye una burla para los mexicanos, pues todavía hay mucha capacidad en las refinerías que hay en el país y que, como en el caso de Cadereyta, operan sólo 30% de su capacidad.
Comentó que no bajarán la guardia para evitar que “los ratas y parásitos” del gobierno se salgan con la suya, pues se sabe que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Pemex sufrieron un desfalco de 240 millones de pesos, y una empresa brasileña le dio más de 20 millones de dólares a Emilio Lozoya, director general de Pemex, “con el que empezó el desmantelamiento de la industria petrolera, en una política entreguista para convertirnos en colonia de Estados Unidos”.