IMPULSO/Carlos Ravelo Galindo
Orgullo para México
Tres estudiantes, una joven y dos varones ciento por ciento mexicanos acaban de lograr el puntaje perfecto para realizar en la Universidad Nacional Autónoma de México, sus estudios.
Respondió, cada uno con certeza las 128 preguntas, un examen que los enorgullece y los pone de ejemplo a los demás estudiantes.
Siempre hemos dicho que la inteligencia es algo supremo. Y quien la aplica, sobrevive. Este es, en breve, el excelente ejemplo.
Teresita Luna Zaragoza, Alberto Cabrera Díaz y Héctor Adrián Castillo participaron en los exámenes de ingreso de la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (COMIPEMS).
Los tres, pese a que les ofrecieron becas privadas, determinaron ejercer su derecho a desarrollar sus estudios en la Máxima Casa de estudios de América, la Universidad Nacional Autónoma de México. Hoy por hoy el mejor centro educativo del continente, no sólo de México.
Doña teresita, de 14 años de edad, explorará el espacio a través de la materia astrofísica.
También de la misma edad, Alberto ganó su ingreso al Colegio de Ciencias y Humanidades, CCH, de la UNAM. . Será, aseveró, médico cirujano, como sus padres.
Y Héctor, de 15, entrará a la preparatoria número seis, de la UNAM, para estudiar geografía. Y más adelante ampliar y concluir sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras.
A los jóvenes les deseamos, amén de aplaudirlos, el mejor futuro en un México, en donde todos nos quejamos de la barbarie.
Ellos, con su entereza, dedicación, aplicación y estudio sentaron un precedente. De que quien quiere, puede. Y con ello son un símbolo de orgullo para México.
Luego de este suceso, desusado en nuestro país. Y ejemplo para la juventud, una estampa del campo en Chihuahua:
Dos chicos están de excursión por las montañas. De repente, un oso comienza a perseguirlos.
Suben a un árbol, pero la bestia comienza a trepar el árbol, después de ellos.
El primero saca sus zapatillas de deporte de su mochila y comienza a ponérselas rápidamente.
En tanto que el segundo le pregunta: “¿qué haces?”
Le responde: “Me imagino que cuando el oso se acerque a nosotros, saltaremos del árbol y correremos”.
“¿Estás loco? ¡No puedes escapar de un oso!”.
“No tengo que escapar del oso, sólo tengo que correr más que tú”.
Así estamos en la política, todos traen tenis, menos el pueblo. [email protected]