Noviembre 5, 2024
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En las nubes

IMPULSO/Carlos Ravelo Galindo
Para morirse de risa

Un amigo todo vestido de azul, y respetable pese a ello, nos dijo: “Tus presidentes tricolores deberían seguir el ejemplo de don Felipe, que donó su pensión, íntegra, a una institución de beneficio infantil”. Sin afán de burlarme, solté la carcajada, luego, ya más tranquilos ambos, expliqué, o traté de hacerlo, la burla o mentira de don Fecal, aún esposo de la que dice quiere ser su reemplazo en los pinos.

Mira, le dijimos: “Las pensiones deben ser consideradas como un universo de prestaciones y no sólo en forma simple como el ex Presidente pretende hacerlo creer a la opinión pública”. Para entenderlo mejor, son un conjunto de prestaciones que se otorgan.

Vaya, parte de las pensiones son, como en los juicios de divorcio, donde se consideran alimentación, salud, vestido, casa, diversiones y la educación, además de una cantidad líquida.

Todo ello conforma la pensión, pero ésta no se puede considerar ni se debe entender como un simple pago en líquido, es decir, en efectivo. Como lo hace creer el acusado, entre comillas, de la muerte violenta de más de cien mil mexicanos en su régimen de 2006 a 2012.

Los presidentes, todos en México, obtienen al término de su puesto una pensión, pero no se considera como una sola exhibición de efectivo a sus cuentas personales.

Se olvidó don Felipe decir que en este concepto entran también gastos administrativos para una oficina, alimentación, seguridad militar, salud y gastos hospitalarios, viajes y viáticos, entre otros no menos importantes.

Y que además los hijos y esposas de ex presidentes tienen el derecho a importar tasa cero automóviles extranjeros, aún persiste ese derecho hacendario, quiere decir que tampoco pagan impuestos.

Y así existen diversos rubros que componen las pensiones de los ex presidentes, por lo que decir que donaron sus pensiones es un arte de disfrazar, una mentira, una falacia, un embuste.

Además, al brindar un Gobierno protección militar a un ex presidente, se hace no sólo por su seguridad física, sino porque el Gobierno debe asegurar que los secretos de estado no sean vulnerados por un grupo de secuestradores.

El hecho que digan que donaron o donarán sus pensiones es incorrecto e incongruente, burlándose de quienes, tú y nosotros, pagamos con nuestro trabajo sus excesos.

Y luego de este paréntesis extraído de las leyes, aún vigentes en nuestro país, los dos, a las 13 horas, luego de un whisky, soltamos al unísono la carcajada al brindar por quien también, dicen, es adicto a la copita.

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