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IMPULSO/ Carlos Ravelo Galindo
Las clases sociales

Insiste don Fernando Calderón Ramírez de Aguilar en que, desde que la conciencia de clase deja de dominar la conciencia colectiva de los agrupamientos comprendidos en su seno, éstos se encuentran colocados fuera de la clase correspondiente, pasan a formar una clase nueva.

La conciencia de clase o, si se prefiere, la mentalidad colectiva de una clase, constituye así una base esencial de su unidad. No cesa de ser amenazada por las diferencias de las situaciones económicas propias de sus diversas capas o estratos, por su movilidad social, o por la multitud de agrupamientos de diversos géneros que están encuadrados en una clase social determinada.

Solo dándose cuenta del hecho de que toda clase social es un macrocosmos de agrupamientos, se puede comprender la importancia de la conciencia de clase por una parte. Y, por otra, las obras culturales y la ideología de clase que logran mantener su cohesión. Las clases sociales se encuentran en oposición con los agrupamientos reducidos o restringidos y con los agrupamientos de envergadura mediana.

Este carácter se liga por un lado con el hecho de que estos constituyen agrupamientos a distancia. Y, por otro, con su formación limitada a los tipos de sociedades industrializadas que poseen una técnica suficiente de producción, de comunicación y de difusión.

Igualmente, las clases sociales se caracterizan por el hecho de que constituyen grupos permanentes, es decir, que pertenecen a la categoría de los agrupamientos más estables desde su punto de vista de su duración y cuya disolución está prevista bajo ciertas condiciones sumamente complicadas.

La libertad de acceso a una clase social es relativa, ya que supone un cambio de mentalidad, de género y de nivel de vida lo cual no siempre se adquiere fácilmente. Cuando se trata de acceso a clases superiores, se deben poseer igualmente los medios económicos que permitan alcanzar su situación social.

Las clases sociales ascendentes transitan por un camino difícil, en el que lo importante son los iguales con los iguales. Esto se aprecia en los matrimonios y sociedades entre desiguales en los que predomina siempre el más poderoso.

Como definición ya de las clases sociales podemos adoptar lo siguiente:

“Las clases sociales son agrupamientos particulares de muy vasta envergadura que representan macrocosmos de agrupamientos subalternos. Mundo cuya unidad está fundada en su supra funcionalidad. En su resistencia a la penetración por la sociedad global.

Su incompatibilidad radical entre sí, su estructuración intensa que implica una conciencia colectiva predominante y obras culturales específicas.

Estos agrupamientos, que sólo aparecen en las sociedades globales industrializadas. En las que los modelos técnico-tecnológicos y las funciones económicas están particularmente acentuados.

Tienen, además, los siguientes rasgos: son agrupamientos de hecho, abiertos, a distancia de división, permanentes, que permanecen desorganizados y sólo poseen la coacción condicional”.

Las clases sociales favorecen mucho más a los nosotros que a las relaciones con otro (individuales y de intergrupo), con las masas y las comuniones en detrimento de la comunidad.

Algunos autores piensan si sería posible argüir si la importancia de la conciencia de clase, las obras culturales y la ideología manifiestan en la constitución y el funcionamiento mismo de las clases. No efecto de un juego de compensación llamado a suplir la extinción de la comunidad, ya que todos los agrupamientos forman una jerarquía generalmente de afinidad económica, prestigio, poder y buen nombre y la gloria de los agrupamientos dentro de una clase.

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