IMPULSO/Carlos Ravelo Galindo
Un ejemplo a seguir
A continuación, damos a conocer la carta renuncia que el 25 de mayo de 1911, el Presidente de México por más de 35 años, Porfirio Díaz, envió a la Cámara de Diputados.
Lo hacemos con el ánimo de que entusiasme a “alguien” y le sirva de ejemplo. Lo único que deberá cambiar será la fecha y el nombre. Es textual y fue escrita a máquina. Y, al final, lleva la firma del insigne oaxaqueño:
“A los cc. Secretarios de la h. Cámara de Diputados.
Presente.
El pueblo mexicano, ese pueblo que tan generosamente me ha colmado de honores, que me proclamo su caudillo durante la guerra de intervención, que me secundo patrióticamente en todas las obras emprendidas para impulsar la industria y el comercio de la republica, ese pueblo, señores diputados, se ha insurreccionado en bandas milenarias armadas, manifestando que mi presencia en el ejercicio del supremo poder ejecutivo, es causa de su insurrección.
No conozco hecho alguno imputable a mí que motivara ese fenómeno social; pero permitiendo sin conceder, que pueda ser un culpable inconsciente, esa posibilidad hace de mi persona la menos apropósito para reaccionar y decir sobre mi propia culpabilidad.
En tal concepto, respetando como siempre he respetado la voluntad del pueblo y de conformidad con el artículo 82 de la constitución Federal vengo ante la suprema Representación de la nación a dimitir sin reserva el encargo de Presidente Constitucional de la Republica, con que me honro el pueblo nacional; y lo hago con tanto más razón, cuanto que para retenerlo sería necesario seguir derramando sangre mexicana, abatiendo el crédito de la nación, derrochando sus riquezas, segando sus fuentes y exponiendo su política a conflictos internacionales.
Espero , señores diputados, que calmadas las pasiones que acompañan a toda revolución, un estudio mas concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional, un juicio correcto que me permita morir, llevando en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado y consagrare a mis compatriotas.
Con todo respeto
México, Mayo 25 de 1911”.
Y firma Porfirio Díaz
Además de la renuncia anterior, que obviamente fue aceptada, compartimos también lo que el oaxaqueño pronunció en el barco Ypiranga al abandonar tierra azteca:
“…Me pesa mucho dejar a mi patria por la que tanto luché. Se la quite a la iglesia. Se la quite a los franceses y se la quite a los gringos. He traído progreso a la nación mexicana como ningún presidente lo había hecho… Me voy con el llanto en los ojos al saber que México cayó en manos de un grupo de cobardes corruptos”.