Diciembre 25, 2024
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En las nubes

IMPULSO/ Carlos Ravelo Galindo
Tlaxcalaltongo (uno de tres)

Con infinita tristeza me acabo de enterar del fallecimiento de un queridísimo amigo, el gastroenterólogo don Alfonso Izcoa Vives. Nos conocimos en Excélsior, cuando jóvenes. El jefe de la clínica y yo reportero. Nunca perdimos contacto. Siempre fuimos hermanos, más que amigos. A Maru, su esposa y a sus hijos y nietos les recuerdo que Alfonso, el rotario, fue honesto siempre. Y se ganó el respeto de todos. Hasta pronto, querido Alfonso.

Mientras tanto, sigo en mi incesante trabajo de escribir. Que iniciamos desde 1947. En el entonces Excélsior, El periódico de la Vida Nacional.

No cabe la menor duda que toda nuestra historia desde la fundación de nuestro país, hasta la actualidad está llena de llanto. Del alma brotan continuamente y seguirán las lágrimas ensangrentadas de nuestra historia, pues las traiciones, los asesinatos causados por el hambre la incultura y la voracidad económica, están a la orden del día.

Hablaremos primero de Tlaxcalaltongo. En el segundo de Chinameca y el último, de esta serie, Huitzilac.

Nos hemos nutrido también del archivo del médico Fernando Calderón Ramírez de Aguilar. A quien agradecemos.

Sobre este asesinato cruel, en Tlaxcalaltongo, hay aun después de los casi cien años que han pasado, una multitud de polémicas y enfrentamientos acerca de la realidad de lo que sucedió en esa región tan agreste y desprotegida de la sierra poblana, por la que peregrinó el primer jefe del ejército constitucionalista y presidente de la república mexicana en su huida a Veracruz.
Don Venustiano Carranza nació en el estado de Nuevo León. Era época en que Cuatro Ciénegas pertenecía a ese estado, antes de pasar a formar parte del estado de Coahuila gracias a Don Benito Juárez García. Por ello siempre se le ha llamado el varón de Cuatro Ciénegas.

Vino al mundo el 29 de diciembre de 1859. Hijo del coronel Jesús Carranza Neira y de doña María de Jesús de la Garza y Garza, se inició en la política en 1877 y llego a ser presidente municipal del sitio donde nació, diputado y el 26 de marzo de 1913 mediante el plan de Guadalupe se convierte en el primer jefe del ejército constitucionalista. Y se hace cargo del poder ejecutivo de la nación al llegar a la Ciudad de México.

Promulga la nueva constitución el cinco de febrero de 1917. Gobernó por tres años y al término de su gestión quiso imponer a su embajador en Norteamérica el Licenciado Ignacio Bonilla.

Pero surgen otros candidatos, entre ellos Álvaro Obregón de manera tal que los sonorenses forman un grupo constituido por Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta que se opone firmemente a Carranza y se rebela, en base al plan de Agua Prieta que lo desconocía.
Don Venustiano trata de huir en el ferrocarril a Veracruz pero en la estación de Aljibes no puede continuar por rotura de vías y tiene que seguir a caballo a través de la inhóspita sierra de puebla hasta el humilde poblado de tlaxcalaltongo.

Iba guiado por militares adversos que fingían ser sus partidarios y lo cuidaban zalameramente. Ahí comen frugalmente la poca comida que sus diezmados habitantes le ofrecieron.

Los ayudantes preparan su aposento en una cabaña sumamente rustica pero sus acompañantes desconfiaron de la escolta que Marieles le ofreció con ayuda del General José Rodolfo Herrero.

Éste, según se supo después, había recibido órdenes militares para matar al señor Carranza y a su comitiva. En ella figuraban el General Joaquín Urquizo, General Francisco Murguía, el temible y leal pancho reatas, el Licenciado Aguirre Berlanga y Don Luis Cabrera de entre los más importantes.

Desde luego, su escolta personal de soldados fieles, que desconfiaba de Rodolfo Herrero, le proponen salir a pesar del nutrido aguacero a otro sitio más seguro ya que ahí se encontraban desprotegidos.

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