Diciembre 22, 2024
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IMPULSO/ Carlos Ravelo Galindo
Federico Garcia Lorca

“El país, México, es tierra de oportunidades”, les dijo el señor de Los Pinos ayer a 135 repatriados, aún de la administración Obama, no del güerito. ¿Y no se mordió la lengua?, preguntaron.

Por eso, ella, con intuición femenina, con lógica, pidió tranquila: “¿Por qué hablar de política solamente? Tocar poemas, versos, odas que endulcen el ambiente, sería bálsamo”. Tuvo, tiene razón, de vez en vez, le prometí hacerlo.

Hoy, comenzamos con algo bello y sucesivamente con más de él, o de otros mexicanos y extranjeros.

En 1898, nace el cinco de junio Federico García Lorca en Fuente Vaqueros, provincia de Granada, hijo de Federico García Rodríguez y Vicenta Lorca Romero. Será el mayor de cuatro hermanos: Francisco, Concha e Isabel.

1908, pasa unos meses en Almería, donde comienza sus estudios. Primeros estudios de música.

1909 se traslada con su familia a vivir a Granada.

1915-1917 Estudios de Filosofía y Letras y de Derecho en la  Universidad de Granada. Amistad con el núcleo intelectual granadino (Melchor Fernández Almagro, Miguel Pizarro, Manuel Ángeles Ortiz, Ismael G. de la Serna, Ángel Barrios).

Viajes de estudios, dirigidos por el catedrático Martín Domínguez Barrueta, por Andalucía, Castillla y Galicia.

Inicia su amistad con el compositor Manuel de Falla, quien fija su residencia en Granada. En 1918 publica en Granada su primer libro “Impresiones y Paisajes”.

Escribe algunos poemas que aparecerán más tarde en su primer libro de versos, Libro de Poemas.

Federico García Lorca Granada 1898-1936, en que lo asesina el dictador Franco.

Romance sonámbulo

Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata.

Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas la están mirando y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá?, ¿y por dónde…? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amarga.

Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa, mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta. Compadre, vengo sangrando, desde los puertos de Cabra.

Si yo pudiera, mocito, ese trato se cerraba. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa.

Compadre, quiero morir decentemente en mi cama, de acero, si puede ser, con las sábanas de Holanda. ¿No ves la herida que tengo desde el pecho a la garganta? Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca. Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu faja. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. [email protected]

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