IMPULSO/ Carlos Ravelo Galindo
Te lo repito
Sí, ahora que asume el poder en el país del norte el güerito, te lo repito, sin ánimo de ofender a nadie, en México, necesitamos no un presidente, sino a un verdadero ejecutivo que defienda empleos, salarios que alcancen y crecimiento económico como prioridad de gobierno, que impulse la industria, el campo y el comercio interno por encima de la competencia externa, que haga del ingreso de los trabajadores y sus familias el principal apoyo del mercado interno, no su principal escollo, que convierta la política fiscal en un detonador del desarrollo, no en fuente de rapiña oficial, que no invente “borrón y cuenta nueva” en decretos para que regresen los capitales del extranjero, que huyeron de México ante la creciente corrupción.
Acaso sus propietarios creerán que no “investigará nunca” de dónde obtuvieron sus riquezas. Que convenza mejor a sus ex gobernadores ladrones, prófugos aún, o sin requerirlos oficialmente, a integrar al pueblo lo que le robaron. O como dicen que como éste 20 de enero es un día triste para la humanidad, ante eso, los mexicanos tenemos una gran tarea:
Construir un Gobierno de emergencia que unifique, convoque y reconstruya a nuestra Nación.
En fin, para no abundar en más utopías, mejor recordemos a Joaquín Ramón Martínez Sabina, más conocido como Joaquín Sabina, un músico, cantautor y poeta español que nos ha hecho cantar y deleitarnos con cada una de sus letras, que más parecen ser poesías:
“Hoy, te traemos algunas de sus mejores frases para que las disfrutes.
Peleare hasta el último segundo y mi epitafio será: no estoy de acuerdo.
Si me quieres querer quiéreme ahora, no dejes pasar el amor para mañana.
Bastante trabajo me ha acostado cometer mis pecados como para malbaratarlos en arrepentimientos vanos“.
La vida es tan corta y el oficio de vivir es tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse algunas veces.
Suelo recostar mi cabeza en el hombro de la luna y le hablo de esa amante inoportuna, que se llama, soledad. No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás existió. A mí me gusta comer de verdad, beber de verdad, besar de verdad, enamorarme de verdad, y cuando pones tanto en todas esas cosas lo más normal es que salgas lleno de cicatrices. Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción.
Lo peor de la pasión es cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos.
Y una frase que también añado por cuenta propia: cuantos besos me perdí por no saber decir a tiempo “te necesito”.