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En las nubes

IMPULSO/ Carlos Ravelo Galindo
El silencio

Acabo de recordar que, del 12 al 17 de febrero de este año 2016, el papa Francisco realizó una visita pastoral a México, y que, después de la misa en la Basílica de Guadalupe, durante veinte minutos, estuvo en oración silenciosa con la santísima Virgen.

La principal razón de su peregrinar aquí, como nos lo dijo a los periodistas: “Vengo como un hijo que quiere rendir homenaje a su madre y dejarse mirar por ella”. Y ya de regreso al Vaticano, tocó el tema del silencio. “He pedido por la paz del mundo y por muchas cosas. He pedido por la santidad de la iglesia y por el pueblo mexicano.

He pedido por los sacerdotes para que sean verdaderos sacerdotes. Por las religiosas para que sean verdaderas religiosas. Y por los Obispos para que sean verdaderos Obispos…como el Señor los quiere…. Y además le confié lo que todo hijo platica a su madre y son sus secretos”.

Y lo que otro Obispo de Roma, hoy San Juan Pablo Segundo—-“México, siempre fiel”—en su visita a México en 1990 que inició en Naucalpan, y lo recibió el entonces alcalde don Roberto Soto Prieto en las instalaciones del Colegio Cristobal Colón, en Lomas Verdes, expresó al ver la imagen de Nuestra Señora del Tepeyac, que le mostró doña Tere, esposa del Edil: “Yo me siento atraído por esta imagen, porque su mirada está llena de ternura y de simplicidad. Ella me llama. Hay que ver su rostro maternal como un regalo y un recuerdo permanente”.

Podríamos añadir a tales conceptos. Sí, el Silencio de las almas. Nos recuerda que el sigilo guarda secretos. Porque el sonido más hermoso es el sonido del silencio. Esta es la canción de nuestra alma. Algunos escuchan el silencio en la oración. Otros cantan la canción mientras trabajan. Algunos buscan secretos en una tranquila contemplación. No olvidamos que cuando se alcanza la maestría, los sonidos del mundo pueden apagarse. La destrucción es culpa de todos.

Todo en el mundo se convierte en meditación. Todo en la vida es una meditación en la que se puede contemplar la divinidad y la experiencia como una bendición. El conflicto, el dolor y la preocupación desaparecen. Solo la experiencia permanece. Como el oler cada flor, volar con cada pájaro, encontrar belleza y sabiduría. Es encontrada allá donde hay belleza. Y esta se encuentra en cualquier lugar. No tienes que buscarla. Ella te buscara a ti.
Cuando actúas de esta manera, cambiara todo a tu alrededor y por lo tanto será un regalo. Una ofrenda de ti mismo para tu alma, al todopoderoso.

Mientras lavas los platos, disfruta del calor del agua que acaricia tus manos. Mientras preparas la cena, siente el amor del universo, que te dio este alimento. Vierte todo el amor en la forma en la que lo preparas. Ese será tu regalo para el universo. Respira las pequeñas cosas suaves y dulces de la vida, tan llenas de energía, tan llenas de amor.

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