IMPULSO/ David Arellano Ortega
Ahora, qué hay que hacer
Después de la lloradera de la derrota en el escenario político en el Estado de México y en el país, en el EDOMEX, de 86 presidencias municipales pasan a 23 y de 33 diputaciones ganadas pasan a ninguna, sólo tendrá en la cámara local las pocas curules que pueda alcanzar por porcentaje de votación, al igual que en el Senado y en la Cámara Federal.
Este escenario me recuerda aquel fatídico 2000, cuando el PRI se desploma por primera vez en la Presidencia de la República, sin embargo, a diferencia de aquella ocasión, el Revolucionario Institucional mantuvo su poderío y control en donde se definen y autorizan los presupuestos y lo más importantes, es decir, el Congreso, tanto en el de la Unión como los locales de cada estado. Hoy, el panorama pinta similar, pero diferente, ahora, el PRI se ve reducido, sin influencia real en el Congreso Federal, sólo una diputación federal se ganó y 14 con sus aliados del Verde y NA, 15 en total de las 300 en juego, gana una sola senaduría de las 32 del país, y eso en coalición.
Son tiempos de reflexión, de análisis al interior del PRI sobre que sirve y que no, sobre lo caduco, los rancios abolengos y los Jr que finalmente no son los que hacen la chamba arraz de tierra; los que creen que por llevar un apellido añejo en política les dará el triunfo y que sus posiciones dentro del ejercicio partidista y de gobierno será eternas, hoy vemos que eso ya no funciona, que el voto corporativo ya no existe.
El PRI tiene, si es que quiere ser nuevamente una opción para la gente, empezar a ver a los que ha dejado de ver y sólo usan en cada proceso electoral, tiene que abrir espacios -la mayoría- para esos militantes de sepa, militantes que en tiempos de elección o no, trabajan para la sociedad y para el partido, militantes que nunca se han rajado, que con sol, tierra, lodo, con lluvia o sin ella tocan la puerta para dialogar con la sociedad. Militantes que, aunque les mienten la madre por ser priistas no se rajan, personas a las que la sociedad conoce que han hecho un trabajo de toda la vida, esos a los que llegan de otro partido, les ofrecen candidaturas y no se van, a los que no es necesario ponerles un chaleco rojo con letras grandes para que sepan a que partido apoyan, porque el partido lo llevan tatuado en el corazón y en la mente de la sociedad.
Cada vez que el PRI impone y pone candidatos que quién sabe de dónde salen, a quien nadie conoce y que por que su papá fue o hizo, creen que la base del PRI los va a poyar, eso es una falacia o porque fue famoso y salió en la tele o porque es guapo y menosprecian el intelecto femenino diciendo “es guapo y van a votar por él”, ahora es tiempo que se den cuenta que no es así, que la sociedad vota si conoce al candidat@, si convence, si inspira confianza, si propone y trae soluciones reales para los problemas que la población vive todos los días o es en el menos peor de todos los partidos, en el peor de los casos, -como lo decimos cotidianamente usted y yo- los liderazgos hoy tienen que renovarse, modernizarse, fusionarse, la experiencia del viejo, con el jubilo y temporalidad del joven. La política hoy se hace diferente a la de hace 10 años. Si prometes; Cumples, de lo contrario el pueblo castiga con su voto, y no castiga a los candidatos, castiga a las malas administraciones, a los malos gobiernos y a los partidos por ser alcahuetes.
Esta es una caída más fuerte y dura, que la de finales del siglo pasado. A 18 años llega una nueva lección más cruda, pero es la oportunidad para que los priistas refunden la institución, de lo contrario empezarán a ponerle los clavos al ataúd del PRI. Nos saludamos en Facebook/David Arellano y Twitter@DavidArellanomx Nota: Chairos, gracias por recordar que tengo mamá.