El candidato antes de campaña
David Arellano Ortega
En la entrega anterior, les hablaba sobre los lineamientos fundamentales que debe tomar en cuenta un buen candidato, sea cual sea el puesto de elección popular al que aspire, esto es aplicable para alcaldes, legisladores, senadores, gobernadores e incluso para presidente de la República.
En la columna anterior, hablábamos de la humildad, inclusión y estrategia, a estos tres puntos hay que sumarle un cuarto que es el habla, es decir, la oratoria, pero no la tradicional de concurso, me refiero al arte de comunicar y hacer sentir a la gente. Los grandes líderes, sean buenos a malos, según ya los haya calificado la historia, tienen características de coincidencia, una de ellas es el saber comunicar sus mensajes, el saber hablar, convencer, el conmover a las masas, a las personas y hacer sentir que es a ti a quien le hablan y no a los miles de personas que en ese momento, al igual que tú, están escuchando.
Todos hablamos, pero no todos convencemos, el buen orador expone sus ideas, alienta, exhorta a una acción y la gente lo sigue. Muchos no entienden cómo el pueblo alemán podía estar idiotizado por Hitler, por Fidel Castro, por Chávez y no digo que sean buenos gobernantes, comento que eran buenos oradores, que con la palabra convencían a multitudes, en los tiempos más cercanos, podemos recordar a Jesús Reyes Heroles, Isidro Fabela, Ignacio Manuel Altamirano, Manuel Clouthier, Luis Donaldo Colosio, a Barack Obama, uno de los ejemplos más recientes, todos ellos excelentes oradores.
El Tema de la oratoria y discurso político es extenso en la técnica, que personalmente divido en tres niveles, pero, en cualquiera de ellos, la estructura del discurso es la misma, en la oratoria tradicional o de concurso, son cuatro la partes: exodio, exposición o narración, argumentación y peroración. En la práctica del discurso político, recomiendo las últimas tres: exposición del problema, argumentación de la solución y el exhorto o cierre.
La estructura es siempre la misma, lo que cambia es la habilidad de hacerlo, los novatos leen, lo intermedios revisan sólo puntos clave y el experimentado sólo lo dice, eso no significa que sean ocurrencias, no, hay una previa revisión del contenido de lo que se va a decir según sea el público, audiencia o elector que lo va escuchar, pero no sólo eso, da fuerza a las palabras con toda la naturalidad y énfasis que cada una necesita para hacer sentir a las personas emociones, los ve a los ojos, desde el que esta enfrente hasta el último en la fila y los hace sentir únicos con su lenguaje -que personalmente nombró de a peso-, es decir, de la forma más sencilla posible, que pueda entenderlo cualquier persona, indistintamente del nivel socioeconómico, político o cultural.
La oratoria, el discurso político, el dominio de la palabra es esencial para una campaña política y para el posicionamiento de sus ideas y propuestas, esto, aunado a la comunicación política, que es otra vertiente en la campaña política, es el mayor impacto que un candidato puede dar en sus mensajes durante la campaña, es lo que puede hacer la diferencia entre los más de tres mil mensajes que recibimos todos los días, puede hacer que tu mensaje, que tus ideas, que lo que tú quieres hacerle saber al electorado se le quede en la mente, en el recuerdo y pueda ser que por esa fuerza cambie, convenza o ratifique la decisión de votar o no por ti.
Por eso, si eres o vas a ser candidato, busca quien te pueda asesorar al respecto, las campañas están por comenzar y el tiempo es el justo para empezar.
El cuarto punto que cebes tener en cuenta es el financiamiento, no se puede hacer campaña política sin dinero, todo en política y en campaña cuesta, ésta es una parte importante en la campaña, a la fecha, no he visto una campaña que se gane sin dinero, es una pifia pensar que sólo con lo que “el partido manda” se gane la elección, una cosa es lo que se ve en las calles, lo que es fiscalizable y otra es la inversión en su totalidad en una campaña política, todo cuesta, sólo hagamos un recuento rápido, antes de la campaña, hay que platicar con liderazgos y la inversión inicia no durante la campaña, desde mucho antes, ese café que les invitas para dialogar cuesta, el traslado, el pago de gasolinas, tanto personales como del equipo, teléfono, equipo de computo, oficina o casa de campaña, además del cuarto de guerra, el equipo de campaña (operativo: avanzada, colocadores de propaganda, rondines, todas y cada una de las coordinaciones, para no hacer muy larga la lista) y el equipo de estrategia, las comidas, además del pago del activismo, previo, durante y el día de la elección, pago de propaganda, lonas, volantes, trípticos, redes sociales, perifoneo, bardas, gorras, playeras, pulseras, utilitarios (vasos, tortilleros, etc., etc.).
Vaya que no es sólo suficiente ser candidato, a esto es a lo que se van a enfrentar quienes hoy son y quienes van a ser parte de este proceso electoral que ya inicia.
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