IMPULSO/ Edición Web
Miami
Ante el creciente temor de que el mortífero huracán Irma impacte de lleno en el sur de Florida, sus residentes se afanan, e incluso desesperan, para conseguir tres elementos básicos en estas situaciones: agua, gasolina y material para proteger las viviendas.
Es el caso de Rosa Domínguez, residente de Miami, quien acudió a grandes almacenes para obtener vituallas para sobrellevar estos próximos días y que no duda en mostrar su preocupación, al recordar la similitud de Irma con el huracán Andrew, que en 1992 destrozó miles de viviendas y causó la muerte de 26 personas en el sur de Florida.
“Aquello fue espeluznante, parecía que había caído una bomba atómica”, añade la mujer, quien asegura que el ciclón Irma “se lo llevará todo”.
Durante toda la semana, desde que se tuvieron avisos de la llegada inminente del huracán, los supermercados viven un constante ir y venir de gente, aunque muchos de ellos se van con sus carros vacíos debido al desabastecimiento que sufren desde hace días en productos como agua, pan de molde, gallegas y productos enlatados.
Nicole Sánchez, que espera en la fila del supermercado, muestra su indignación porque “ya no queda” ni agua ni latas de conserva, algo que considera “inadmisible” y apunta a las comercios como culpables del “caos y la desesperación”.
“La culpa la tienen las grandes empresas por no empezar antes el abastecimiento de las tiendas”, sostiene la colombiana, que considera que los grandes comercios deberían haberse preparado mejor para “suplir la necesidad” de los consumidores.
Toda precaución es poca ante un peligro como el que supone el ciclón Irma, el huracán de mayor envergadura registrado en el Atlántico y que podría llegar a Florida el fin de semana tras dejar ya atrás un saldo de al menos once fallecidos en el Caribe.
En este sentido, muchos afirman que “hay miedo” en la ciudad, lo que empujó a muchos residentes a iniciar las compras de productos de “primera necesidad” mucho antes de lo habitual.
La gasolina es otro de los elementos básicos que demandan los residentes de Miami, quienes se agolpan desde la noche y sufren muchas horas de espera para poder repostar el tanque de sus vehículos.
Sin embargo, muchos de esos surtidores permanecen cerrados y completamente vacíos, debido al exceso de demanda desde hace días.
Rafael Pérez, un conductor de Uber, cuenta que “el tema de la gasolina está fatal” y tuvo que esperar tres horas en plena madrugada para llenar el depósito de su vehículo.
Para intentar paliar esta situación, el gobernador de Florida, Rick Scott, mandó a la policía estatal que escolte a camiones cisterna para asegurar que la gasolina llega lo antes posible a los puntos de venta.
Ángel, ciudadano cubano residente en Miami desde hace varios años, comenta que el depósito de su coche está a punto de vaciarse, por lo que no duda en reservar lo poco que le queda para “volver a casa” con su familia y esperar a un posible caso de evacuación de emergencia.
Muchos no han esperado tanto y las calles y autopistas de la ciudad lucen medio vacías, todo lo contrario que las vías de evacuación hacia el norte, que han registrado fuertes aglomeraciones.
También son constantes las interminables filas en los almacenes de bricolaje que, bajo el sol abrasador de Miami, esperan refugiados bajo sus paraguas a que los responsables repongan los productos más solicitados, como los tablones de madera y de chapa para proteger las ventanas y puertas de las viviendas.
Ante esta situación de amenaza, Mariano, argentino residente de la zona, se muestra paciente y afirma que es “lógico” que haya caos, problemas y colas de consumidores.
“El mundo es un gran caos, sobre todo cuando hay un peligro importante como este”, añade EFE EL DEBATE